Héctor asintió y durante las clases de Estrella arregló todo.Después de las clases, Estrella volvió a la clínica para cambiarse de ropa. Se puso una camisa blanca, unos jeans negros y también una máscara de piel para cubrir su delicado rostro. Así se convirtió en una chica de piel áspera, con una apariencia ordinaria y madura. Por último, para que su aspecto transmitiera una sensación de confianza, se puso un par de anteojos con montura negra.Después de terminar de disfrazarse, tomó un taxi y fue a la residencia No.1 de la Hacienda de Placer, donde vivía la familia Pérez.Las personas que vivían en este distrito eran familias de militares. Al acercarse de los alrededores, se podía sentir una atmósfera seria e impresionante.Estrella se arregló un poco su ropa y se dirigió caminando a la residencia No. 1. Al llegar tocó el timbre en la puerta. El ama de llaves le abrió y Estrella le explicó el propósito de su visita, tal y como la profesora había dicho en la carta.Al escuchar a Estre
Estrella no esperaba que la señora Pérez contestara así y le pareció muy divertido. Las personas de la familia Pérez debían ser más divertidas de lo que imaginaba. Desde su punto de vista, la atmósfera de esta familia era armoniosa.Enzo se avergonzó de los gestos de su madre frente a una desconocida. No pudo evitar quejarse:—Madre, ya no soy un niño. ¿Podría no dar golpes en mi cabeza? A este paso me volveré estúpido…La señora le lanzó una mirada de disgusto, pero también cariñosa, a su hijo. No entendía por qué había dado a luz a un hijo tontito. —No, porque siempre has sido un pequeño idiota. No importa si recibes un golpecito más en la cabeza —dijo.Enzo se cubrió la cabeza con la mano, quejumbroso.La señora lo dejó en paz, giró la cabeza y sonrió a Estrella.—Lo siento, espero que sus tonterías no le molesten. Mi hijo ha sido mimado demasiado y por eso tiene ese carácter.Por supuesto, Estrella no se enojaría por esas palabras porque era verdad que era demasiado joven para par
Enzo Pérez también se recompuso de su anterior actitud poco seria. Se levantó del sofá y llamó cortésmente a Claus.—Claus, hermano.Claus asintió ligeramente. Luego escudriñó a su alrededor y tras ver a Estrella de pie junto a la madre de Enzo Pérez preguntó con suspicacia.—¿Y ella es…?En general, era raro que aparecieran extraños en la familia Pérez, por eso había preguntado. La pareja se apresuró a presentarse y se mantuvieron al margen.—Es la doctora que ha venido a tratar al anciano. Dicen que es discípula de su viejo amigo.—Para ser reconocida por el viejo, debe tener muy buenas habilidades.A causa de su nerviosismo, la espalda de Estrella estaba cubierta de sudor frío. Temía revelar algo que le ayudara a Claus a descubrir la verdad. Tenía las palmas de las manos pegajosas y se sentía muy incómoda. Lo único que pudo hacer fue mantener su actuación y saludar a Claus con una leve inclinación de cabeza. A Claus no le importó que no hablara y que actuara de manera condescendien
Estrella entró en el cuarto del abuelo Pérez para comprobar su estado. En ese momento, el abuelo estaba tumbado en la cama, dormido. Esto facilitó su examen. Estrella aparentó hacer las cosas lo más naturalmente posible y no repitió el método con el que había diagnosticado la enfermedad de Claus antes. Tal como había dicho su maestro, el abuelo sufría una enfermedad debido al esfuerzo prolongado y su cuerpo estaba tan sobrecargado que muchos de sus órganos habían empezado a fallar. En tal situación, si hubiera sido un hombre joven, su estado no habría sido tan grave, pero el abuelo Pérez era un anciano. Comparativamente hablando, su situación era mala. Sin embargo, Estrella también descubrió algo más: parecía que aún quedaban algunas toxinas en el cuerpo del abuelo Pérez. Estrella no se guardó nada y le contó a la familia Pérez todos los resultados que obtuvo a partir de su revisión. Al saber del veneno, la primera impresión de todos fue mala. Por eso, cuando Estrella usó esa palab
—Entonces, señorita Galve, cuento con usted —dijo la señora Pérez inmediatamente.En el curso de su conversación, el anciano, que estaba dormido, también se había despertado. Sabiendo que Estrella era la aprendiz de su amigo, la actitud del abuelo fue gentil. Era bueno que los jóvenes fueran valientes para intentarlo, pero el abuelo no quería que Estrella se pusiera demasiado nerviosa. —Está bien si no puedes curarme —dijo tranquilizadoramente. —Si se hace lo que he dicho, puedo ayudarle a recuperarse —Estrella sonrió.Dejando de lado el resto, las habilidades médicas de Estrella habían sido herencia de su maestro y ella también había desarrollado sus propias técnicas curativas. Entre ella y su maestro, era imposible decidir quién era más hábil.Tenía mucha confianza en sus propios conocimientos. Si ella pensaba que la enfermedad tenía cura, entonces así era. Siempre que no hubiera contratiempos, conseguiría que se recuperara. Conocía exactamente la condición en la que se encontraba
Aunque Estrella mostraba un nivel de profesionalidad que iba más allá de lo imaginable, Enzo aún tenía una actitud escéptica hacia sus habilidades médicas. Ante las acciones de Estrella, frunció el ceño.—¿Esto realmente funciona?Actualmente la tecnología estaba muy avanzada, hay especialistas de alto nivel en el hospital y las técnicas médicas eran de primera categoría. Sin embargo, a pesar de todos los recursos disponibles, ninguna de estas opciones había funcionado. Él no creía que Estrella pudiera ayudar al anciano poniendo unas agujas al azar. Consideraba que la medicina tradicional era demasiado esotérica y no creía en ella. Además, tampoco creía que Estrella tuviera un conocimiento médico particularmente bueno. Estrella tenía una idea aproximada de lo que Enzo estaba pensando, pero no le dio importancia.—Si funciona o no, lo averiguaremos al final del procedimiento, porque es claro que no funcionará si solo es por una noche.Desde el principio, Estrella estaba mentalmente pre
Después de recoger las agujas de plata, Estrella se sentó en el sofá para descansar. La señora Pérez se adelantó y preguntó: —Señorita Galve, ¿ya ha comido?—Aún no —Estrella negó con la cabeza.Había venido corriendo después de terminar sus clases temiendo molestar a los demás si llegaba demasiado tarde. Por eso no había tenido tiempo de comer. Al oír esto, la señora Pérez se reprendió a sí misma por no haberlo considerado antes. Su invitada había venido a la casa para ayudar, pero ella ni siquiera le había brindado una adecuada hospitalidad y en su lugar la había mantenido trabajando durante tanto tiempo.. Sentía vergüenza por su falta de atención.El corazón de la señora Pérez estaba lleno de culpa y su actitud se volvió aún más educada que antes.—Lo siento señorita. Realmente debe haber sido un gran inconveniente. Puedes quedarte y comer antes de irte —La retuvo cariñosamente.—No hace falta que se moleste, es mi trabajo. Comeré después.Estrella hizo un gesto con la mano. Era la
Claus asintió levemente y no dijo nada más, como si fuera una pregunta casual. Mientras Estrella continuaba comiendo, su incomodidad y distracción aumentaban. Estaba muy nerviosa y le preocupaba que Claus la hubiera reconocido. Sin embargo, al reflexionar detenidamente, sabía que estaba bien preparada y llevaba una máscara humana especial. Claus solo debía estar probando suerte y no la debe de haber reconocido. Estrella se consolaba a sí misma diciéndose esto, realmente solo quería darse prisa en terminar su comida y salir de este lugar tan sofocante.Al fin y al cabo, había tenido mala suerte. Nadie hubiera imaginado que vendría a atender a un paciente y se encontraría con Claus por casualidad, como si fuera obra del destino que estuvieran juntos.Estrella tuvo una de las comidas más duras de su vida. Después de comer, dejó la medicina y le dijo a la señora Pérez la forma de usarla. —A partir de ahora vendré todos los días a hacer la acupuntura, así que recuerden darle la medicina a