—Entonces, señorita Galve, cuento con usted —dijo la señora Pérez inmediatamente.En el curso de su conversación, el anciano, que estaba dormido, también se había despertado. Sabiendo que Estrella era la aprendiz de su amigo, la actitud del abuelo fue gentil. Era bueno que los jóvenes fueran valientes para intentarlo, pero el abuelo no quería que Estrella se pusiera demasiado nerviosa. —Está bien si no puedes curarme —dijo tranquilizadoramente. —Si se hace lo que he dicho, puedo ayudarle a recuperarse —Estrella sonrió.Dejando de lado el resto, las habilidades médicas de Estrella habían sido herencia de su maestro y ella también había desarrollado sus propias técnicas curativas. Entre ella y su maestro, era imposible decidir quién era más hábil.Tenía mucha confianza en sus propios conocimientos. Si ella pensaba que la enfermedad tenía cura, entonces así era. Siempre que no hubiera contratiempos, conseguiría que se recuperara. Conocía exactamente la condición en la que se encontraba
Aunque Estrella mostraba un nivel de profesionalidad que iba más allá de lo imaginable, Enzo aún tenía una actitud escéptica hacia sus habilidades médicas. Ante las acciones de Estrella, frunció el ceño.—¿Esto realmente funciona?Actualmente la tecnología estaba muy avanzada, hay especialistas de alto nivel en el hospital y las técnicas médicas eran de primera categoría. Sin embargo, a pesar de todos los recursos disponibles, ninguna de estas opciones había funcionado. Él no creía que Estrella pudiera ayudar al anciano poniendo unas agujas al azar. Consideraba que la medicina tradicional era demasiado esotérica y no creía en ella. Además, tampoco creía que Estrella tuviera un conocimiento médico particularmente bueno. Estrella tenía una idea aproximada de lo que Enzo estaba pensando, pero no le dio importancia.—Si funciona o no, lo averiguaremos al final del procedimiento, porque es claro que no funcionará si solo es por una noche.Desde el principio, Estrella estaba mentalmente pre
Después de recoger las agujas de plata, Estrella se sentó en el sofá para descansar. La señora Pérez se adelantó y preguntó: —Señorita Galve, ¿ya ha comido?—Aún no —Estrella negó con la cabeza.Había venido corriendo después de terminar sus clases temiendo molestar a los demás si llegaba demasiado tarde. Por eso no había tenido tiempo de comer. Al oír esto, la señora Pérez se reprendió a sí misma por no haberlo considerado antes. Su invitada había venido a la casa para ayudar, pero ella ni siquiera le había brindado una adecuada hospitalidad y en su lugar la había mantenido trabajando durante tanto tiempo.. Sentía vergüenza por su falta de atención.El corazón de la señora Pérez estaba lleno de culpa y su actitud se volvió aún más educada que antes.—Lo siento señorita. Realmente debe haber sido un gran inconveniente. Puedes quedarte y comer antes de irte —La retuvo cariñosamente.—No hace falta que se moleste, es mi trabajo. Comeré después.Estrella hizo un gesto con la mano. Era la
Claus asintió levemente y no dijo nada más, como si fuera una pregunta casual. Mientras Estrella continuaba comiendo, su incomodidad y distracción aumentaban. Estaba muy nerviosa y le preocupaba que Claus la hubiera reconocido. Sin embargo, al reflexionar detenidamente, sabía que estaba bien preparada y llevaba una máscara humana especial. Claus solo debía estar probando suerte y no la debe de haber reconocido. Estrella se consolaba a sí misma diciéndose esto, realmente solo quería darse prisa en terminar su comida y salir de este lugar tan sofocante.Al fin y al cabo, había tenido mala suerte. Nadie hubiera imaginado que vendría a atender a un paciente y se encontraría con Claus por casualidad, como si fuera obra del destino que estuvieran juntos.Estrella tuvo una de las comidas más duras de su vida. Después de comer, dejó la medicina y le dijo a la señora Pérez la forma de usarla. —A partir de ahora vendré todos los días a hacer la acupuntura, así que recuerden darle la medicina a
Una vez en el coche, Claus preguntó a Estrella por su dirección: —Señorita Galve, ¿dónde vive?Las comisuras de los labios de Estrella se crisparon. Si no sabía dónde vivía, ¿por qué acababa de decir que iban en la misma dirección? ¿Estaba bromeando? Puso los ojos en blanco en su mente. La dirección era un problema menor, al final, tuvo que darle la de Héctor. Claus asintió y le indicó al chófer que condujera. Después de eso, no dijo nada más. Estrella estaba un poco confundida. Había pensado que Claus la iba a presionar, aunque fuera un poco, pero al final no lo hizo. El coche iba rápido y los dos permanecieron en silencio en todo el trayecto. Estrella se sentía inexplicablemente incómoda. Sin embargo, fue bueno que Claus no dijera nada, así podía ahorrarse el tener que buscar excusas para tratar con él. Cuando llegaron a su destino, Estrella bajó del coche y se despidió de Claus.—Me disculpo por las molestías que pude haberle ocasionado, señor Burgos.Claus la miró, levantó la
Poco después de que Estrella llegara a casa, se acercó el mayordomo. Su rostro estaba lleno de ansiedad, y solo después de ver a Estrella respiró aliviado.—Jovencita, ¿dónde ha estado hoy? El chófer no te ha encontrado y me moría de ansiedad.Estrella frunció el ceño al oír sus palabras.—Le envié un mensaje al chófer diciéndole que el club tenía un evento y que volvería sola para que no tuviera que esperarme. ¿No lo leyó?—¿Le enviaste un mensaje?El mayordomo había visto que el chófer había regresado sin Estrella y había empezado a preocuparse, pero asumió que, como era mayor de edad, ella podía manejarse sola. Decidió no causar un escándalo al respecto, , así que esperó solo en casa sin informar a Claus. —Sí, recuerdo haberlo hecho —dijo Estrella mientras sacaba su teléfono. En ese momento descubrió que algo iba mal en su teléfono. El mensaje que había enviado a su chófer al final de la clase tenía un signo de exclamación rojo. Tenía tanta prisa por llegar a casa de la familia
Durante los dos días siguientes, Estrella volvió tarde casi todas las noches, ya que tenía que ir a casa de la familia Pérez a atender al abuelo. Claus no dijo nada cuando ella le dijo que iba a un evento del club. Cada vez que ella mencionaba su deseo de marcharse, la familia mostraba su entusiasmo y la invitaba a cenar, lo que le resultaba difícil de rechazar. El abuelo Pérez era amigo de su maestro y, debido a esa conexión, Estrella se sentía obligada a aceptar. Sin embargo, lo que más le molestaba a Estrella no era eso, sino que Claus parecía obsesionado y venía todas las noches. Además, hablaba con ella sobre técnicas de acupuntura como si le interesaran mucho. Justo cuando Estrella acababa de terminar de comer, Claus empezaba a hacerle más preguntas. Estrella estaba molesta para sus adentros, pero no podía darse el lujo de ignorarlo estando Claus en su posición actual. Así, Estrella le explicaba pacientemente a Claus lo que él quería saber. Sin embargo, cuando esta pregunta t
La expresión de Claus era de sorpresa. No entendía por qué Estrella le preguntaba algo así. La miró con desconcierto.—Señorita Galve, solo he estado visitando a un anciano. No he hecho nada que se pudiera malinterpretar, ¿o me equivoco?Javier conducía delante y estuvo a punto de meter el coche en una zanja al oír sus palabras. No era necesario mencionar el hecho de que Claus tenía una prometida. Incluso si no la tuviera, la señorita Galve debería ser consciente de su posición y considerar la imagen que estaba dando de sí misma ahora. Que tuviera la osadía de decir algo como esto era sorprendente y dejaría a la gente se quedará boquiabierta. Javier lanzó una mirada furtiva al asiento trasero. Se dio cuenta que ambos estaban inexpresivos, como si estuvieran enfrentándose en lugar de discutir asuntos amorosos.Como el ambiente era tan raro, Javier dejó de mirar y condujo su coche tranquilamente. —No —respondió ligeramente a las palabras de Claus. Estrella miró por la ventana un poco