Fermín regresó a casa y encontró a Caín en la sala. Se dio cuenta de que su padre tenía una expresión algo sombría.

Solo en momentos de extrema ira, Fermín mostraba tal semblante.

Por lo general, Fermín era una persona muy tranquila.

¿Quién podría ser capaz de hacer enfurecer tanto a Fermín?

Caín se acercó a Fermín y le preguntó en voz muy baja: —Padre, ¿qué pasa? ¿Ha sucedido algo?

Luna también se encontraba allí, escuchando atentamente, prestando atención a todo lo que sucedía en casa para poder integrarse mejor.

Para sobrevivir, Luna ahora podía controlar bien su personalidad.

En La familia Burgos, nunca se permitió mostrar mal genio, temiendo la más mínima insatisfacción de Caín.

Fermín, con un aire de enojo, explicó sus planes y la fuerte reacción de Estrella. Una sombra pasó por sus ojos. —¡Esa mujer, Estrella, ¡no sabe apreciar lo que es bueno!

Para él, colaborar con una joven como ella era hacerle un favor.

Y, sin embargo, esa mujer lo rechazó.

Al igual que Claus, pe