–¿Estás seguro de que cerraste bien la puerta? Sabes que aquí como que entrar sin pedir permiso se estila bastante.–Si cariño, nadie va a entrar a la oficina a menos que yo quiera –Dante besó el lóbulo de la oreja de Lukyan, mientras sus manos recorrían el borde de la camisa más arriba de la cintura, para dejar descubierto su abdomen.El alfa tenía acostada a su esposo sobre su escritorio, después de lanzar más de la mitad de los papeles al suelo, creando un desastre a su alrededor. Se acomodaba entre las piernas de él e hinchaba sus labios bajo sus besos. La camisa de Dante estaba en el suelo, la ropa interior del omega la acompañaba y su prenda inferior, solo el pantalón aun cerrado del alfa estaba en medio. Después de tres días sin poderse dar amor, dado el trabajo de ambos, no habían podido aguantar y estaban a punto de tener sexo allí mismo. Sin importar consecuencias, aunque realmente no es que hubiera. Muchos notaban cuando cierto alfa no pasaba sus noches alegres y estaba fru
–Ma, tu rostro está totalmente rojo –Sacha tenía la cabeza recostada en uno de los muslos de Lukyan.Él tenía la cabeza gacha, con el cabello cubriendo parte de su expresión avergonzada. Dios, había sido visto por sus suegros, y haciendo eso con su esposo. Bien, le había dicho que no era una buena idea, pero Dante era bueno en que él sucumbiera a sus instintos y terminar enrollados en cualquier parte.No era que no le gustara hacer el amor con su lobo, con su alfa, era que él buscaba los lugares donde podían ser descubiertos fácilmente, y él no estaba acostumbrado a eso. Ahora, apenas podía mirar a la cara a los dos lobos con los que su esposo tenía una acalorada discusión.Por lo visto Aralia y Kaiser estaban acostumbrados a intimidar a sus dos hijos y violar su privacidad alegando que eran unos cachorros. Cachorros su trasero, eran dos lobos de más de un metro ochenta, más de 100 kilos de músculo y que pasaban los 600 años. No eran unos cachorros. Pero en el fondo él los comprendía.
Lukyan sentía la brisa golpear su trasero en la posición en la que estaba. Aralia corría rápidamente, sin apenas inmutarse por el peso extra, tampoco era que el omega pesara mucho. No sabía a dónde lo llevaba, pero por si acaso, recordó todo lo aprendido cuando cachorro y con un ágil movimiento, que Aralia no se esperaba, logró soltarse de su agarre y saltar.Cayó arrodillado en el suelo disminuyendo el impacto. La otra loba se detuvo de golpe y lo miró con un brillo inusual en sus ojos.–Oh, eres mejor de lo que pensé.Lukyan se enderezó con la guardia en alto y con cautela.–¿Qué desea conmigo? –estaba serio a pesar de que no sentía ningún aura asesina.–Pues… acaso no te había dicho antes que quería probar tu fuerza contra la mía. Es momento –y se abalanzó contra Lukyan.***Dante corría buscando a su esposo. Su madre tenía una facilidad innata para deshacer su rastro y eliminar su olor y lo que estuviera cerca, así que era casi completamente imposible que los encontrara siguiendo
A pesar de ser joven Bastian era un lobo... terco. Muy terco.Entre sus objetivos estaba en ser el compañero de Falco. El beta del lobo que lo había recogido, así que así sería. Lo había dicho desde la primera vez que lo había visto y no se echaría para atrás. Ese era el lobo indicado.Por lo que desde el día que había sido acogido en la manada siempre buscaba alguna forma de estar junto a él. Aunque este no estaba muy de acuerdo con los deseos de él. Solía encontrar las formas de escabullirse para que él no lo encontrara y se escondía, aunque él tenía una facilidad innata para descubrirlo. O le gruñía cuando él se acercaba, ganando un gruñido más fuerte por parte de Dante por haberlo hecho.Papi Dante siempre tan protector. Él se burlaba de ello.Aun así, Bastian no se quejaba. Siempre justificaba que Falco era tímido.Ya lo había atrapado más de una vez siguiéndolo con la mirada u olfateándolo, después de haber estado cerca de otro macho. Aunque siempre lo negaba. Era un juego extra
Escuchar su nombre saliendo de los labios de ese frío lobo, que siempre mantenía la distancia de él, pero casi sin aliento y con tono excitado, hizo que todo el cuerpo de Bastian temblara y un marcado sonrojo cubriera sus mejillas, extendiéndose por su cuello.¿Qué demonios?Estaba habituado al siempre frío Falco, no a este lobo que podía tener la voz grave y hacerle latir el corazón. Se preguntó cómo sería en el sexo, si sus ojos brillarían, si sus colmillos se alargarían si su pecho desnudo y fuerte subiría y bajaría, húmedo y brillante de sudor. Era un lobo virgen, pero había fantaseado tantas veces con Falco durante los últimos años que chocar con la verdad era sumamente impactante.Lo sintió removerse un poco y abrió la boca para soltar un ligero gemido.Bastian se alzó sobre su codo y lo miró con los ojos entrecerrados. Los orbes de él comenzaban a tornarse muy dorados con la excitación a flor de piel. No lo podía evitar, el lobo estaba exudando feromonas llenando la habitación.
Falco se sobó la sien temprano en la mañana. Su cabeza le dolía tanto que pensaba que iba a explotar y eso no le permitía concentrarse en su trabajo, y eso que tenía mucho. Lo sucedido en la noche rondaba su mente y no podía separar lo que era verdad de un sueño. Todo había pasado tan rápido que era confuso.Gruñó alarmando a los dos lobos que estaban delante de él esperando por la firma de unos documentos, estos retrocedieron en consecuencia. Falco era un lobo con un carácter complicado, pero siempre tenía control sobre sí mismo, así que verlo en ese estado era toda una novedad.–Oye, no acoses a mis guardias –la voz de Dmitri retumbó cuando entró por la puerta.Falco alzó la cabeza y enarcó una ceja.–No tengo necesidad de acosar a nadie –replicó con tono áspero.–Wow, cierto lobo se levantó con la pata izquierda –Dmitri chifló y pasando por el lado de los dos lobos les hizo seña para que salieran– Yo me encargo –les murmuró y ambos salieron con la cola entre las patas antes de ser
Cuando Bastian había escuchado la fatídica noticia de que el cachorro de su protector había muerto, otra vez sabía lo que iba a ocurrir. Por lo que no se impresionó verlo salir corriendo astillando la ventana y perdiéndose en los árboles que rodeaban la inmensa mansión. Lo que si lo impresionó fue que Falco lo detuviera agarrando su brazo.Bastian pudo jurar que todos los vellos de su cuerpo se erizaron. Miedo, pánico y el recuerdo de esos ojos llenos de odio en dirección a él. No le tenía miedo a Falco como tal, sino al rechazo total de él, como había ocurrido esa noche y que lo había hecho llorar hasta esa mañana, haciendo que sus ojos dolieran.Por lo que había escapado cuanto antes para no escucharlo otra vez. Si él lo odiaba prefería que solo fuera en su mente. Sus palabras lo destruirían y en ese momento se tenía que mantener fuerte. Él era el apoyo de Dante y no podía quebrarse.Así que se transformó y corrió siguiendo su rastro.El alfa había usado su habilidad desplazándose r
Ser alfa de una manada inmensa, esposo atento y padre, las tres cosas a tiempo completo, como que era algo bastante difícil. Sobre todo, para Dante, que caía en la cama, todas las noches, después de hacer todas sus tareas y se dormía profundamente abrazando a su esposo. Y aun así estaba pendiente por si él necesitaba algo o tenía alguna pesadilla.Resultado… su ajetreada vida le estaba pasando factura, pero a él le encantaba. Tenía días en que las ojeras adornaban su hermoso rostro y Lukyan era llamado por Falco para que lo obligara a dormir, y él tenía un método especial para que él hiciera su voluntad. Más no se quejaba.Un día normal en la vida de Dante era levantarse en la mañana y despertar a su esposo llenando su cuerpo de besos. Desde la frente hasta sus pies. Lo hacía suave, dedicado, con cariño y expresando todo su amor a pesar de que ya llevaban tiempo juntos. Nunca se aburría. Y una vez que Lukyan había abierto sus ojos, dependiendo el ánimo de ambos, tenían un desestresant