Todos los capítulos de Atada a las cadenas del Alfa: Capítulo 11 - Capítulo 17
17 chapters
11. No pierdo nada con intentarlo
CRYSTALLlegué a una fuente para lavar la sangre de mi brazo. Rasgué la falda de mi vestido, comenzando a cubrir la herida. Una de las desventajas de ser Omega es que tu curación es más lenta.«Vuelve a infundir magia en ti misma, tal vez esta vez sí funcione».«Sabes que nunca lo hace; bien podría estar muriendo y te aseguro que ese poder inútil me deja morir».Me levanté, retomando mi caminata. Trataba de desviar mis pensamientos de lo demás. Alcé la mirada al cielo, observando las nubes espesas sobre mí. El ambiente se sentía tenso y nostálgico a la vez, todo en tonos grises y negros, tal como lo era mi vida.Crucé un pequeño pasillo que me condujo casualmente al jardín que miraba una y otra vez por el pequeño hueco de mi ventana.Subí la mirada hacia lo más alto; a lo lejos se podía ver mi pequeña celda de contención. Así que, por hoy, lo que me dure, disfrutaré de esto.Me arrodillé tocando la tierra negra y sin vida con mis manos.Abrí un hueco con mis dedos, tratando de encontr
Leer más
12. Buscando la verdad
CRYSTALA pesar de todas mis protestas, cortó su muñeca, obligándome a abrir la boca para recibir una vez más su sangre.La única diferencia ahora es que parecía tener un sabor diferente, o tal vez siempre ha sido así.Sentí en el momento exacto en el que mi brazo comenzó a sanar; la herida ardía, pero era tolerable a medida que la carne se cerraba.Me quedé quieta en todo momento, mirando sus ojos, así como él lo hacía. Había algo en ellos, un mar embravecido capaz de desatar una tormenta.Retiró su muñeca de mis labios; sus ojos descendieron una vez más a mi pecho, que por suerte está cubierto. Esta vez no rasgó todo como las otras veces.Sabía lo que haría; siempre lo hace, y aún me pregunto por qué.Rozó sus dedos en mi corazón, y como si eso hubiese bastado, aquellos símbolos se iluminaron. No los entendía, pero estoy segura de que él sí. —¿Sabes qué dicen?Silencio. Su mirada seguía clavada en mi piel mientras su toque tallaba cada línea blanca.—Dicen lo que eres.—¿Y qué soy?
Leer más
13. Revelaciones
EZRA Puedo sentirla, cada pequeña cosa que hace, cada paso que da hacia una verdad que desea buscar a toda costa. Esa lobita rebelde, de alguna manera, tiene mi mundo de cabeza desde que llegó aquí. Se ha apoderado de cada pensamiento, de cada espacio que consideraba mío; es como una sombra que me sigue a todas partes, por más que trate de mantenerla prisionera en su habitación. La odio, realmente lo hago, pero hay algo que me impide lastimarla o hacerle todo el daño que realmente debería estar haciéndole. Golpeo la pared frustrado, haciendo por fin callar a la mujer a mi espalda que no deja de llorar y lamentarse porque me niego a tocarla. Está en su celo, la única concubina que supuestamente ha logrado llevar a mi cachorro, y ahora me cuestiono si eso es verdad. Nada ha podido romper la maldición hasta ahora y posiblemente nada lo hará. —Alfa… —Serás llevada a la manada, se te asignará una casa para ti sola, pero ten en cuenta que cada paso que des será vigilado, y a la mayor
Leer más
14. Obsesión de odio
EZRA Tomé un mechón de su cabello rojo, algo muy inusual para ser una Astra; debería ser blanco o incluso azul, como el de sus ojos, pero no rojo. Lo escondí detrás de su oreja, aprovechando esa oportunidad para acariciar su piel, deslizando mis dedos lentamente por su mejilla hasta llegar a su cuello. La marca de su excompañero aún no desaparece por completo, pero pronto lo hará. Bajé mi nariz hasta ese punto, aspirando su aroma, sintiendo cómo su cuerpo se tensa y tiembla. Yo, por otro lado, decido perderme en su olor, uno que despierta muchas cosas en mí; algo salvaje y primitivo que aún no reconozco. Bajo mis manos a su cintura, atrayéndola a mi cuerpo, permitiéndome sentir su calor antes de que entre en razón y la vuelva a encerrar. No puedo dejar que ella arruine mi vida y mis planes. No justo ahora. Gruño frustrado contra su cuello, despertando por fin de aquel momento. Esto no puede volver a pasar. Sin decir palabra, salgo con ella de allí; ignoro sus forcejeos
Leer más
15. Juego de cacería
CRYSTALCinco días llevo aquí sin poder caminar más allá de lo que estas cuatro paredes me permiten. No sé si es porque casi no he comido por falta de apetito que me siento tan débil o por algo más.Me miro en el espejo para ver el cansancio en los ojos y los labios pálidos y resecos.Lleno la taza de agua y salgo, dirigiéndome hacia la ventana donde descansa la vasija en la que sembré mi semilla.—Mira, te traje algo de agua para que salgas fuerte y bonita— la vierto en ella y luego la acomodo en un buen ángulo que le pueda pegar el sol.Y eso es todo lo que hago por ahora: sentarme a mirar la vasija por horas, esperando a que la plantita salga frente a mis ojos.Suspiro resignada a esto, a esta vida que solo me ha traído más sufrimiento que otra cosa. Pensé que al salir de la manada de mi compañero sería libre, pero ahora me doy cuenta de que estoy lejos de serlo.El seguro de la puerta suena anunciando la llegada de Leonor; no volteo a verla, sé que trae el desayuno del día para lu
Leer más
16. Escapando de sus dominios
CRYSTAL Me levanté, obligando a mi propio cuerpo a moverse. El dolor nublaba mi vista, la plata hacía estragos en mi interior, pero no podía dejar que me atraparan; aún no estaba lista para morir. Corrí hacia la línea de los árboles mientras mis ojos se cerraban. Thea se estaba preparando, a pesar del dolor, para emerger y salir. No habíamos cambiado en un buen tiempo; para ser más exactos, desde la primera noche de transformación. Caí de rodillas entre las raíces, dándole el control a Thea. El sonido de mis huesos rompiéndose llenó el aire, y mis quejidos de dolor se sumaron a ellos. En un par de minutos, preciosos minutos que no tenía, salió mi pequeña loba blanca. Sus ojos azul celeste, como los míos, miran al frente; sus patas se tambalean en la tierra, tratando de mantener el equilibrio. «Duele, Crystal, aún puedo sentir la plata en mi sistema». «Perdón, perdón por la mala suerte de haberte tocado alguien como yo». —Tres minutos, perra, ya vamos por ti. Thea se adentró h
Leer más
17. Encuentro inesperado
CRYSTAL El ambiente opresor de esta casa no me gustaba; hay un olor en el aire, una mezcla de sangre y algo más que aún no logro definir. Paso una rápida mirada a mi alrededor: muebles bien limpios, la alfombra sin nada de polvo, cada cuadro perfectamente colocado en su lugar. Parece que se encargan de mantener todo a la perfección, tal como a esa mujer al frente le gusta. Camina con elegancia, diciendo claramente que ella es la ama y señora de todo esto. Muy tarde me he dado cuenta de que he caído en malas manos. —Entra— me dice, abriendo una puerta. A simple vista no parece nada extraño, pero una vez que entro, la piel se me pone de gallina con todo lo que veo. Dos hombres están acostados sobre la mesa, siendo torturados con toda clase de cosas; sus gritos quedan ahogados en la mordaza que cubre su boca. Al fondo, algunas mujeres son obligadas a limpiar la sangre. Sus cuerpos tiemblan mientras sus ojos parecen estar desprovistos de cualquier emoción. Seguimos de largo a otra
Leer más
Escanea el código para leer en la APP