Todos os capítulos do ¡Exesposa al ataque! Ceo, tengo a tus gemelos. : Capítulo 51 - Capítulo 52
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Capítulo 52: Arrepentimientos.
En ese momento, Katherine sintió tocar el cielo. Hacia tanto tiempo que su cuerpo no había sido besado y tocado de tales maneras, que sus bochornos, en ese momento, le hicieron recobrar la cordura. Levantándose abruptamente de aquel escritorio, la hermosa rubia miró a John Bennett a los ojos.—No puedo hacer esto…no es correcto. Tu eres un hombre maravilloso, pero no puedo…lo siento. — dijo Katherine con lágrimas en los ojos y voz trémula, para luego salir corriendo de su propia oficina empujando a John.John se quedó en silencio. Por supuesto, no podía presionarla a hacer aquello; Katherine había sufrido mucho, y él no podía demostrarle que era igual que Henry. Sonriendo para si mismo, el apuesto hombre se acomodó la camisa, sintiendo el sabor de Katherine Holmes en sus labios; aquello era mucho más de lo que había imaginado, y sintiéndose completamente prendado de ella, decidía no dejarla ir. Katherine debía de ser solo suya, y el la protegería de Henry y de todos aquellos que busca
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Capítulo 53: El vestido perfecto.
—Gabriel, Emma, por favor no corran. — regañaba María la nana tratando de caminar tan rápido como le era posible. Recién regresaban del colegio.Cuidar de dos niños tan pequeños y llenos de energía, a menudo podía ser un reto para la avanzada edad de la mujer. Gabriel y Emma se detuvieron para esperar a su vieja nana; ambos niños le tenían un gran cariño y amor a María, pues ella los había cuidado desde que eran prácticamente unos bebés.—Vamos nana, queremos ver las caricaturas de la tarde. — dijo Emma acercándose a María para tomarla de la mano.—Emma debemos esperar a que nana se sienta mejor, se ve cansada, ¿Estas bien nana María? — preguntó Gabriel al notar que la vieja mujer se veía muy agitada.María se recargó un momento en la pared del pasillo antes de subir al elevador y llegar al departamento. Su respiración se había vuelto entrecortada y pesada, notándose que comenzaba a faltarle el aire. Con la visión borrosa, la nana María miró a los gemelos, sin embargo, en ese momento,
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