Anahí se detuvo en seco, el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Freddy, aferrado a su cuello, la miraba confundido. Sentía el temblor en el cuerpo de su madre, pero no comprendía el miedo que ella experimentaba. Su inocencia no le permitía entender lo que estaba ocurriendo a su alrededor.Frente a ella, Edilene, desaliñada, con el rostro empapado de lágrimas, parecía haber perdido el control de sus emociones. La boca entreabierta, como si se hubiera quedado sin palabras, sus ojos reflejaban más desesperación que odio.Cuando sus miradas se encontraron, un silencio tenso se instaló entre ellas, como si toda la rabia y el sufrimiento de años de enfrentamiento se condensaran en ese único momento.—¡Quítate de mi camino, Edilene! —dijo Anahí, su voz quebrada pero firme—. No sabes lo que soy capaz de hacer para proteger a mi hijo.Sin pensar demasiado, la empujó con un movimiento rápido. Edilene cayó al suelo con un golpe sordo, pero no se quedó ahí. Su desesperación la impulsó a levan
Ler mais