capítulo: ¿Quién es usted para creerse dueño y amo de todo lo que le rodea?
—Venga conmigo, le buscaré un vestido, señorita Mangano —Cedric sonríe para sí mismo, y Sofía lo sigue intentando cubrir la abertura.Al ingresar a la sala principal, ella mira hacia el comedor y allí está Leonardo, desayunando con elegancia y suma seriedad. Él puede sentir esa mirada y, al verla, le lanza una mirada de enojo y ve cómo ella intenta cubrir su abertura, lo cual es inútil, ya que tiene unas piernas tentadoras y bien torneadas que a él lo incomodan y lo hacen alucinar, lo que lo enfada mucho. Ella lo hace sentir algo extraño en su cuerpo.Sofía no podía dejar de mirarlo, deseaba poder meterse en la mente de ese cruel hombre. Pero luego observa que él deja los cubiertos sobre el plato, sin terminar su desayuno, como si verla le hubiera quitado el apetito.—Este vestido posiblemente le quede —dice Cedric acercándose a ella. Pero Sofía estaba mirando cómo Leonardo se iba, por lo que hace resonar su garganta y ella lo voltea a mirar.—Disculpe...—Vaya a cambiarse, le queda p
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