NinoEl minuto de hacer formal mi vida, y mi relación, con Manu frente a mi familia, había llegado, y por supuesto, nada de lo que pudiese acontecer sería dejado al azar, lo que me exigió planificar con detalle —y bajo supervisión constante— el momento en que llamaría a mis padres, momento para el que Manu llevaba casi un mes practicando. Sin embargo, en el segundo exacto en que cogí el teléfono, su cuerpo comenzó a funcionar por sí mismo, yendo de un lado a otro en nuestra pequeña sala, con sus dedos temblorosos y una expresión de pánico que no se borró de su rostro hasta que colgué. Y aunque Mamá no era de charlas breves, el estado de horror en que estaba Manu, me obligó a ir al grano y dejar la conversación para cuando nos viéramos a los ojos.—Hola, sí, estoy bien. Llamaba porque quiero visitarlos el fin de semana, ¿qué les parece?Ya con ese sorpresivo anuncio de visita, mi madre comenzó a sospechar, guardando un silencio al que ni ella, ni yo, ni mi padre, ni Manu, estábamos aco
Leer más