"Perfecto, entonces te esperaré alli. En unas dos horas vendrá María a darles una ducha y su cena. Ayúdala, por favor, sobre todo con el tema de la ducha; no les gusta mucho el agua." "Hmm, ok." De hecho, se nos enseñó que el agua era nuestra enemiga y que con nuestro olor nos camuflaríamos, pero nunca me gustó oler a chingue y por suerte a Clara tampoco. "¿Puede venir Tim?" "No juegues con tu suerte." "Por favor, él está al lado y no huirá, te lo juro. Además, es el que más cuidaba a los niños, seguramente será más fácil bañarlos si él está aquí." "Uf, si intenta algo, si solo se le ocurre..." "Te lo juro, no hará nada, pero ellos lo necesitan," le digo apuntando a los pequeños. "Pónganle el collar y déjenlo aquí. Cualquier movimiento raro, me lo informan y, si es necesario, lo eliminan." "Sí, señora," responden sus guaruras. Ella se retira y, a los minutos, entra Tim, con cadenas en sus manos y pies, como si fuera un preso de película. "¿Lo puedes soltar?" "No, si no les gu
Ler mais