Todos los capítulos de Mi cruel esposo: Cayendo en su trampa: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 51: Encontrada.
••Narra Derek•• Debí hacerlo desde el principio, hubiese sido lo más fácil. Pero una parte ingenua y tonta dentro de mí aún creía que Erika sería capaz de amarme. Pero alguien tan correcta y bondadosa nunca se enamoraría de mí. Sin contar, que no quería verla destruida en un juicio. Me destruiría el corazón verla en esa situación, convertirla en una escoria. Pero tenía que hacerlo.Salí de la casa y me subí a la parte trasera del coche. ―¡Conduzca más rápido!Solté una maldición cuando nos detuvimos de golpe. ―¿Qué carajos te pasa? ―grité. ―Señor, esa es… ―El conductor no pudo terminar la oración, en su lugar, señaló al frente. Seguí su mirada. Y ahí estaba. Las luces del coche la alumbraban, haciéndola parecer más pálida. Estaba caminando en nuestra dirección. El cabello estaba desordenado, cubriéndole el rostro, su blusa estaba exhibiendo el sostén y los senos. Los pasos eran descoordinados, se iba de lado constantemente. No podía verle la cara con claridad debido a la
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Capítulo 52: Mi pequeña.
••Narra Derek•• El doctor continuaba con ella y yo no podía verla. Era su esposo y fui corrido de la habitación. Caminé en círculos en la solitaria sala de espera y me di cuenta que no tenía a nadie con quién compartir mis preocupaciones. Ni siquiera estaba mi asistente porque lo había despedido por traidor. No tenía con quien compartir la culpa que sentía. Mis acciones hacía Erika han sido desastrosas. Quería vengarme, pero también quería que me amara. Y lo único que logré es que me tuviese miedo. “Derek, ya son más de las nueve” Yo sabía lo que quería decir. No estaba informándome la hora, mucho menos estaba preocupada por llegar a mí lado porque se sentía segura conmigo. Vino caminando, desorientada, a través de la carretera y a nada de colapsar con la intención de llegar a tiempo. Con la esperanza que no la demandará. No le preocupaba el estado de su cuerpo, lo único que quería evitar era que yo la convirtiera en un deudor y ella sabía que yo estaba esperando la
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capitulo 53: punto de presión
••Narra Erika•• El brazo… Dios, dolía demasiado, ardía. Era insoportable. Derek no me dijo nada, se negó a darme la hora. No me ha dicho nada por el anillo, ¿no sé había dado cuenta? ¿Yo misma me expuse? Un doctor entró en la habitación. Arrugué la frente, recorriendo la habitación. No me había percatado que estaba en una habitación de hospital. Y mi brazo izquierdo estaba vendado hasta el codo. Recordé los espantosos sonidos que emitía mi dedo cuando lo movía para poder escapar. Un escalofrío recorrió mi columna. Logré escapar del señor Martín y caí en los brazos de Derek. Cambié una celda por una jaula. Por más que mi cuerpo se estuviese desgarrando de afuera hacía dentro, no me importaba. Necesitaba saber mi condena, necesitaba saber los números fijos a los que había subido mi deuda. ―Señora Erika ―Una voz se escuchaba a la lejanía, pero no era capaz de saber de quien provenía porque estaba ocupada viendo a Derek, esperando que marcara mi destino. ―Erika, ¿puede esc
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Capítulo 54: Kit de agresión.
El proceso fue desagradable. Consideré humillante tener que desnudarme frente a las enfermeras y mujeres policías. Tuve que entregar mi ropa, inclusive la ropa interior. Fotografiaron cada herida de mi cuerpo, hasta el más mínimo hematoma. Pasaron una luz ultravioleta sobre mí piel, buscando ADN y huellas. Revisaron mis uñas y dientes. Además de pasar hisopos sobre mis heridas. Me realizaron exámenes de sangre y orina. Las mujeres a mi alrededor me hablaban con cuidado, lento y utilizaban palabras gentiles. Lo aprecié demasiado. Intentaron hacerme algunas preguntas sobre lo sucedido, pero les di vueltas hasta que olvidaron el tema. Lo más difícil fue la revisión ginecológica. Fue tan incómodo, doloroso y vergonzoso. La doctora a cargo hablaba conmigo sobre temas absurdos. Sabía que lo hacía para distraerme, para que evitará pensar en lo que no debía. Y a pesar que no fui violentada de esa manera, no me quitó el miedo ni las náuseas. Sentí que el tiempo pasaba lento y el proces
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Capítulo 55: Encerrada.
Hacía frío, mucho frío. Sentía el brazo hormiguear. El suelo se movía. ¿Era el suelo? Algo me estaba tocando. Abrí los ojos con pesadez. Quería seguir durmiendo. Lo primero que vi fue el torso desnudo de Derek. No me asusté, estaba demasiado adormecida para ello. Movió mi brazo enyesado y lo puso sobre la pila de almohadas a mí lado. No sé en qué momento me moví de posición. Se supone que debía estar con el brazo elevado mientras estaba acostada, para evitar coágulos, embolias y esa clase de cosas. Él me arropó y volvió acostarse a mi lado. No tardé en volver a dormirme, no sé si era por los analgésicos o el cansancio, pero estaba muy soñolienta. … ¿Cuánto tiempo había pasado? Continuaba cansada. La cama se movía otra vez. Sentí como movían mi brazo y lo colocaban en la pila de almohadas. No sé en qué momento me quitaba de la posición debida. La sabana cayó sobre mí y la cama se hundió a mi lado. No hubo más movimientos. … La cama se movió. Mi brazo fue tomado
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Capítulo 56: visitas indeseadas.
Pensé que iba a morir sin escuchar ese nombre. Fui la mujer más feliz el día en que me gradué y no tuve que volver a ver la cara de esa detestable mujer. Se cree la gran cosa por venir de una familia de modelos internacionales. Dudo que su personalidad haya cambiado con el tiempo, la gente de corazón podrido nunca logra sanar. Me molestaba el hecho que Derek siguiera en contacto con ella. Él es consciente que esa mujer estaba coladita por él desde la universidad. Inclusive creo que antes, porque sus familias se conocen desde que eran niños. Esto es hasta irritante, primero Katy y ahora Miriam. ¿No puedo tener paz? ¿Siempre me van a molestar las mujeres que han estado enamoradas de Derek desde la universidad?―Diles que no los pienso recibir. Hoy estoy ocupado ―habló con cansancio. Observé a Derek de pies a cabeza. Vestía un conjunto de pijama azul oscuro que se ceñía a su cuerpo. Al flexionar cualquier extremidad dejaba en evidencia sus músculos bien trabajados. No estaba
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Capítulo 57: insoportables visitantes.
―Lo siento, señor Fisher, traté de detenerlos pero no pude ―comentó Carla, a la cual parecía que le faltaba el aire. ―No tienes que preocuparte, Carla. Sé como son estas personas. No es tu culpa ―respondió él con lentitud y con un tono tranquilo. La madre de Derek, Katherine, vio a Carla con una mirada filosa. ―Tú, pequeña traidora. Contratamos tu servicio, te dimos un techo para dormir y comida en tu plato. Y aún así decidiste irte con él en el momento que cumplió la mayoría de edad ―Sus palabras eran cortantes―. Lo preferiste a él antes que a nosotros que éramos quienes te pagaban.―Me contrataron para criarlo y eso hice, lo mejor que pude pese a sus malas enseñanzas ―respondió Carla sin temor. Abrí los ojos en sorpresa ante tanta valentía. ¡Eso, Carla! Dales con todo. ―¡Ingrata! ―gritó Katherine. ―¡Déjala en paz! Ella no es tu empleada y no tienes derecho hablarle así. Y tú, Carla, no eres su esclava. No tienes que aguantar sus insultos. Pégales si quieres ―dijo Derek
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Capítulo 58: Familia imperfecta.
―Es mentira ―susurró Katherine, en plena negación. ―Puedes salir de esta casa y preguntarle directamente, si es que se digna a recibir a gente tan poca cosa como ustedes ―Alardeó mi esposo. Me encontraba embobada por la sorpresa. No me lo podía creer. ¿En serio el fundador conservador de los bancos Fisher permitió que su nieto casara a la fuerza a una secretaria sin herencia y terrenos? ¿A cambio de qué? ¿Así como si nada? ―Mi padre no permitiría manchar nuestro linaje de esa manera ―dijo Rodolf. ―¿De qué hablas? Si ustedes fueron los únicos que mancharon nuestro apellido ―Soltó Derek, como una serpiente venenosa. ―Ella no tiene el estatus para formar parte de los Fisher. Tu abuelo… ―Mi abuelo lo único que quiere es verme casado con una buena mujer y que le dé un par de nietos. Las mejillas se me incendiaron. ¿Nietos? Jamás mencionó nada sobre hijos. Se supone que el contrato de matrimonio es por un año. No entiendo. ¿Me habré perdido en algún punto de la conversación y
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Capítulo 59: Un baño casual... Tal vez.
Dejé que me alimentara en silencio. Ninguno habló en el proceso. Yo me acabé la avena y él se fue con el plato. El brazo aún me molestaba pero no como antes. Supongo que esos analgésicos tampoco hacían milagros. Digo, ni el traceval calmaría mi agonía por completo. Pero si que ayudaba. ―Bien, vamos a bañarte ―dijo al volver a la recámara. Me quitó las sábanas de encima. No puedo creer lo cochina que me he vuelto desde que estoy en esta casa. Pasé por muchas cosas ayer y no me bañé, aunque es razonable porque pasé por una cirugía. Envolvió mi brazo en plástico. ―Puedo bañarme yo sola. ―Ni siquiera fuiste capaz de ponerte el vestido por tu cuenta ―refutó, entrando al baño. Podía escuchar el agua caer. Los minutos pasaron. Volvió a la habitación sin ropa, solo con una toalla cubriendo la parte inferior de su cuerpo. Mis ojos no sabían donde posicionarse. Sus brazos, clavícula, pectorales y abdomen estaban al descubierto. Y aún así quería ver lo que se escondía bajo la
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Capítulo 60: Resultados de sangre.
Se detuvo en mi abdomen, limpiando con suavidad. Dejé escapar un suspiro y las mejillas se me tiñeron de rojo. Su toque no era con segundas intenciones, en verdad me estaba limpiando. Pero mi mente lujuriosa se estaban imaginando otras cosas. Negué con la cabeza. «No, no. Él lo estaba haciendo a propósito» Yo no me estaba volviendo loca. Él también estaba excitado, podía sentir su erección en la parte baja de mi espalda. Terminó de limpiar la parte superior y fue con la inferior. Me sobresalté al sentir su mano en mi zona íntima. ―¡Derek, no podemos…! ―dije angustiada, sin saber cómo terminar la oración. Se rio, fue una risa baja y ronca. ―Te estoy limpiando. ¿Tú no te limpias aquí abajo? ―Sus dedos seguían en esa zona. Le estaba dedicando más esfuerzo que al resto del cuerpo. ―¡Por supuesto que sí! ―exhalé, ofendida―. Pero, no te hagas el loco. Puedo sentir tu erección. ―Oh, querida. Si me conocieras lo suficiente, sabrías que yo siempre estoy erecto cuando e
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