Malcolm estaba decidido, con una sola cosa en mente, llegaría al final de todo esto.Frente a él se encontraba su ahora pareja, mate elegida y sobre todo, la Luna que necesitaba su manada.Clara se veía espectacular, parecía brillar con el aura de la misma Diosa Luna rodeándola.Pero para él era otro rostro el que no abandonaba sus deseos, otro cuerpo, otro olor el que lo acompañaba día y noche.No sabía por qué, pero tener cerca a esa pelirroja lo descontrolaba, lo hacía tener sentimientos de posesión, control, rabia y deseo al mismo tiempo, era una locura estar a con ella.Solo pensar en ella lo ponía duro, tenía semanas deseando desahogarse, deseando poseerla, tocarla, saborearla y esta noche iba a utilizarlo a su favor.Clara se acercó a paso cauteloso y las manos temblorosas, finalmente pertenecerían el uno al otro, para la eternidad.— Seremos tú y yo contra el mundo Malcolm— susurró ella con voz seductora al colocar su mano en el pecho y comenzar a desabotonar esa ligera camisa
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