La plaza central de la manada Garra Dorada, se encuentra completamente vacía, a excepción de varios guerreros heridos.Aprovechando la luna roja, algunos de ellos quisieron probar sus capacidades y retaron a bestias difíciles de controlar.— ¿Cuántos son los heridos?— preguntó Malcolm haciendo un registro de los daños tanto de sus guerreros, como los guerreros invitados.— Fueron pocos— declara Mila— y a excepción de los envenenados todos los demás simplemente se fueron a sus habitaciones, la curación rápida de sus lobos los ayudará.— Perfecto— dijo Malcolm fingiendo poner atención.No podía olvidarse de ella, Oleika se encontraba en recuperación, su lobo estaba desesperado y una sensación de inconformidad y ansia lo estaban consumiendo.— Mila —dijo de nuevo llamando la atención de la curandera— dime ¿cómo están las heridas de la clínica?Debía disimular un poco su interés por Oleika, nadie lo entendería, y como hacerlo si ni él mismo lo hacía— Están bien, las he sedado, no tienen
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