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Todos os capítulos do SIEMPRE SERÁS MÍA: Capítulo 41 - Capítulo 50
64 chapters
41.Está vivo
Capítulo cuarenta y uno. Está vivo.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Cuando Brad hace semejante pregunta le quito el teléfono del oído y pongo el altavoz. Quiero oir exactamente lo que le van a comunicar y tomar las decisiones oportunas con él, pero teniendo toda la información. No quiero correr el riesgo de que por protegerme, se guarde cosas.—Está vivo —escuchamos juntos y yo trago en seco, Brad solo me mira —. Ahora quiero decirte algo —anuncia el abuelo con parsimonia y aumenta mi desesperación por que nos cuente todo —, cuando se lo llevaron al hospital recobró la conciencia y aunque su estado es muy malo, nos pidió a todos expresamente que no dijéramos nada. Ha pedido que se le diga a la policía que estaba solo en ese cuarto cuando pasó y que nadie vió nada —Hace una pausa como esperando a que Brad diga algo pero ante el silencio de mi marido, añade —. Yo creo que ha sido un acto de buena voluntad por su parte, hijo. Deberías junto a tu esposa reconsiderar todo y volver. Quizá
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42.No necesito que me ames
Capítulo cuarenta y dos. No necesito que me ames.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El reloj en la mesita de noche marca las dos y diecisiete de la madrugada. La habitación está sumida en una penumbra tranquila, apenas iluminada por la tenue luz de la luna que se filtra a través de las cortinas entreabiertas. El suave murmullo del viento acaricia las hojas de los árboles afuera, creando una melodía nocturna que contrasta con el torbellino de pensamientos que inunda mi mente.Brad duerme a mi lado, su respiración profunda y pausada indica que el calmante ha surtido efecto. Su rostro, iluminado por la luz plateada, muestra signos de agotamiento; las líneas de preocupación aún son visibles incluso en su estado de reposo. Observo cómo su pecho sube y baja rítmicamente, y una oleada de ternura mezclada con inquietud me invade.El día ha sido una montaña rusa emocional. Desde la llamada del abuelo informándonos sobre el estado de Arthur, hasta nuestra acalorada discusión sobre cómo manejar
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43.No vamos a ceder
Capítulo cuarenta y tres. No vamos a ceder.— — — — Narra Amy Carlson — — — —El aire del hospital sigue impregnado en mi piel cuando me bajo del taxi. Las luces de la madrugada apenas comienzan a fundirse con los primeros tonos azulados del amanecer. Camino hacia la casa con el corazón encogido y las manos heladas, intentando racionalizar lo que acaba de pasar. Arthur me ha dejado clara su amenaza: si no dejo a Brad, si no me aparto de su vida, va a hacer todo lo posible por destruirlo. Y sé que es capaz. Lo vi en sus ojos oscuros como pozos sin fondo, lo escuché en la forma cruda y calculadora con la que escupió sus palabras. No era una advertencia... era una sentencia.Mis pensamientos giran en círculos, como un tornado a punto de arrasar con todo. Me duele el pecho. Me siento traicionada por la vida, por este monstruo que resulta ser el padre del hombre que amo. Siento la necesidad de proteger a Brad, de esconderlo del mundo, de encerrarlo en una burbuja donde nadie pueda hacerle
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44.El contraataque
Capítulo cuarenta y cuatro. El contraataque.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Me despierto con un nudo en el estómago. El sol ya se ha colado por las rendijas de las cortinas, iluminando con suavidad la habitación. A mi lado, Brad duerme profundamente. Su respiración es lenta, serena, su rostro por fin sin tensión. Lo observo por un instante, acariciando suavemente la línea de su mandíbula con la yema de los dedos. Mi esposo. Mi amor. Y al mismo tiempo, el blanco perfecto de un padre que no conoce límites.Anoche, después de todo el horror, después de la discusión, la confesión, el miedo y las lágrimas, nos abrazamos como si el mundo fuera a derrumbarse. Hicimos el amor en silencio, con una desesperación contenida, buscando consuelo en la piel del otro. No hubo palabras, solo caricias que suplicaban que todo lo malo se esfumara. Fue intenso, fue íntimo. Fue necesario.Me levanto sin hacer ruido y me pongo una bata. Bajo a la cocina para preparar el desayuno, pero mis pensamientos es
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45.Ya basta de correr.
Capítulo cuarenta y cinco. Ya basta de correr. — — — — Narra Brad Lancaster — — — — El sol apenas ha asomado en el horizonte y ya siento el peso del día sobre mis hombros. Me incorporo lentamente en la cama, sintiendo todavía el eco de las palabras de Amy resonando en mi cabeza. Su confesión de anoche me dejó trastocado. No por lo que hizo —sino por lo que pudo haberle pasado—. Fue directo al infierno por mí… y volvió temblando. Arthur. Ese bastardo no tiene límites. Cada vez que creo conocer el fondo de su perversión, él cava un poco más hondo. Y esta vez ha amenazado con terminar lo que empezó. No me asusta por mí. Me aterra por ella. Amy. Mi luz en medio de toda esta podredumbre. No voy a permitir que la toque. No mientras esté respirando. Me levanto con decisión, me visto y bajo las escaleras. La encuentro en la cocina, de espaldas, preparando café. Su cabello cae en ondas suaves por su espalda y por un momento, solo por un instante, me permito quedarme observándola. Porque
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46.La Jugada de Arthur
Capítulo cuarenta y seis. La Jugada de Arthur. — — — — Narra Brad Lancaster — — — — La noche apenas ha comenzado a clarear, pero yo ya no tengo noción del tiempo. El reloj que cuelga de la pared parece estar roto, detenido en un instante que no existe. Me siento frente a la ventana con una taza de café frío entre las manos, observando el jardín sin verlo realmente. Amy duerme en la habitación, exhausta. Y yo… yo no puedo cerrar los ojos sin que la cara de Arthur se me aparezca, retorcida por el desprecio, por esa frialdad que hiela la sangre. Horas atrás, cuando Amy me contó lo que pasó en el hospital, sentí que algo dentro de mí se rompía. No solo por la amenaza, sino por lo que esa amenaza implicaba: que él se cree con el poder de decidir sobre nuestras vidas. Que sigue jugando con nosotros como piezas en su tablero. Que cree que puede arrebatármela. Pero no. Esta vez no. Amy tiene pruebas. Audios, mensajes, amenazas. Tenemos una oportunidad. Lo vi en sus ojos cuando me habl
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47.Sombras del Pasado
Capítulo cuarenta y siete. Sombras del Pasado. — — — — Narra Amy Carlson — — — — La noche ya no es tranquila. Cada golpe de lluvia que golpea el cristal de la ventana es como el latido acelerado de mi corazón. La tormenta afuera es la misma que se libra en mi pecho. No sé si estamos tomando el camino correcto, pero no tengo más opciones. Brad y yo estamos atrapados en esta red, y la única forma de salir es luchar. Si antes pensaba que Arthur no podía ser más peligroso, hoy me doy cuenta de cuán equivocada estaba. Él no solo juega sucio. Él juega con todo: con nuestras vidas, con nuestros miedos, con nuestras esperanzas. Miro a Brad desde la distancia. Está frente a la mesa, sus ojos fijos en el teléfono, recibiendo información de todas partes. Lo veo, pero no logro conectar. Me siento vacía, pero también más fuerte. Algo dentro de mí ha cambiado, y sé que no puedo volver atrás. A veces me siento como si estuviera corriendo a ciegas, buscando una salida en un laberinto que nunca se
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48.La Línea Rota
Capítulo cuarenta y ocho. La Línea Rota. — — — — Narra Amy Carlson — — — — El reloj sigue su curso implacable, pero en mi mente todo está detenido. El aire en el coche se siente denso, como si el peso de lo que estamos a punto de hacer se hubiera apoderado de todo. Brad está al volante, sus manos firmes sobre el volante, pero su rostro refleja una tensión que no se puede ignorar. Me pregunto si siente lo mismo que yo: la ansiedad creciente de saber que cada paso nos acerca a una confrontación que podría destruirnos a todos. O liberarnos. Es irónico, ¿verdad? Cómo una simple verdad puede destrozar todo lo que has conocido, y a la vez, cómo puede ser la única forma de reconstruirlo todo. —¿Estás bien? —me pregunta Brad, su tono grave, como si tuviera miedo de que estemos perdiendo el control. Lo miro, intentando sonreír, pero sé que mis ojos delatan la tormenta interna que estoy enfrentando. La incertidumbre, el miedo y la esperanza se mezclan en mi pecho, creando una sensación de
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49.La Descubierta
Capítulo cuarenta y nueve. La Descubierta. — — — — Narra Amy Carlson — — — — El aire está pesado, cargado con una tensión que me quema la piel. Estamos dentro de un pequeño café apartado en la ciudad, lejos de los ojos curiosos, pero incluso aquí, la amenaza de Arthur parece seguirnos como una sombra. Cada vez que miro a Brad, veo la lucha interna en su rostro, el mismo hombre que está dispuesto a enfrentarse a todo, pero que no tiene idea de hasta dónde llega la oscuridad en la que se está sumergiendo. Las palabras del testigo resuenan en mi mente, una y otra vez, como un eco que no se apaga. Arthur está buscando algo dentro de la familia de Brad. Algo que podría destruirlo, destrozarlo por completo. Mi mente no deja de hacer una y otra pregunta: ¿qué será? ¿Qué hay en la familia de Brad que lo hace tan importante para Arthur? Las respuestas parecen inalcanzables, y cada intento de encontrar una explicación solo genera más incertidumbre. —Amy, ¿qué piensas? —La voz de Brad interr
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50.La caja de Pandora
Capítulo cincuenta. La caja de Pandora.— — — — Narra Amy Carlson — — — —Hemos llegado a ese punto en el que nosotros sabemos que somos nuestra propia salvación y miramos a nuestro alrededor, en medio de este sitio enorme donde algunas confesiones han quedado a medias, y donde solo nos resta suspirar.Todo lo que podemos sacar de esto es que ahora somos un equipo. Si yo hubiese obedecido mi necesidad de evitar que amarle el mismo día en que me di cuenta de que era agotar una fuerza innecesaria y tardía, nunca habríamos llegado hasta este momento...¿ que habría sido de nosotros si lo hubiera hecho...?El amor es riesgo. Montañas de nervios acumulados en los vuelos de mariposas en todos los estómagos de los que aman. Es pasión y dolor. Crecer y aprender juntos, viviendo a tope. Siendo amantes, cómplices y amigos entrañables que hasta enfadados no olviden disculparse y perdonarse con amor. Pero también es lucha, constancia y apoyo. Si alguna vez me he planteado caer en las garras de A
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