Allison observaba a Alanna desde la distancia, su mirada fija y calculadora, como si estuviera disfrutando del momento que había estado esperando. El ambiente en la mansión, llena de risas y música, pues Miguel se había reunido con unos amigos, era perfecto para desatar su pequeño caos. La mansión, con su majestuosa piscina iluminada por luces tenues, parecía ser el escenario ideal para su jugada. Mientras los amigos de su hermano conversaban despreocupados, Allison se mantenía en el borde de la piscina, fingiendo una tranquilidad que no tenía nada que ver con su interior. Sus ojos, sin embargo, no podían disimular la malicia que ardía en su pecho. Cada movimiento suyo estaba calculado, cada palabra elegida para sembrar discordia.De repente, en un giro de su muñeca, soltó una frase cargada de veneno. Las palabras fueron tan fuera de lugar, tan cuidadosamente dirigidas a Alanna, que provocaron el efecto inmediato que Allison deseaba: Alanna se giró hacia ella, el rostro de sorpresa se
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