—¡¿Qué?! Sí, tuve una esposa en el pasado, pero murió de depresión porque era estéril y no podía tener hijos. Mi primera esposa no tuvo un bebé. Esta es mi nueva esposa, Edith, y ella ya tiene una hija conmigo. Esa hija es mi única hija—, declaró Brandon con firmeza, dejando claro su posición. Lo último que deseaba era que algún escándalo afectara su reputación como alcalde de toda la ciudad.Edith, aprovechando la oportunidad, dirigió una mirada desafiante al hombre que había hablado a favor de Paola:—Entonces, señor, le sugiero que no se meta en asuntos familiares que solo conciernen a la familia Fischer y al alcalde.Jacob, tratando de suavizar la creciente tensión, tomó la palabra:—En realidad, todos nuestros vinos son de muy buen gusto y, de hecho, son originales. Se sirvieron de la misma fuente.Pero Brandon no estaba dispuesto a dar marcha atrás. Señalando la copa frente a él, retó a Jacob:—¡Vaya! ¿Acaso el señor Jacob está insinuando que mentí sobre el sabor de esta bebida?
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