—No estoy interesada —replicó Paola con firmeza—. Necesito regresar a mi habitación ahora, por favor.Michael vaciló, debatiéndose entre insistir o dar marcha atrás. Finalmente, mientras Paola se dirigía hacia la puerta, decidió jugar su última carta.—Espera, por favor.Paola se detuvo, visiblemente cansada, y lo miró.—¿Qué más quiere, señor Michael?Michael tomó aire y habló con cautela:—Lucas tiene un mensaje para ti.La mención de Lucas pareció afectarla, aunque Paola trató de ocultarlo.—No estoy interesada en lo que tenga que decir.Michael continuó, estudiando cuidadosamente su reacción.—Dijo que debías buscar algo llamado “C50” y abrirlo.Paola lo miró fijamente, su expresión era una mezcla de confusión y curiosidad, aunque intentaba mantener una fachada indiferente.—A la mierda C50. Adiós, Sr. Michael—, dijo Paola, entrando en su habitación y cerrando la puerta. ¿C50? Lucas le había contado una vez sobre el lugar cuando se casaron, pero también le mencionó lo peligroso qu
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