Giovanni no colgó de inmediato.Clarissa, roja como un tomate, dijo:—Amor, nos vemos esta noche, chao.Y sin esperar reacción, cortó la llamada.Se quedó mirando el teléfono, con la cara encendida y la piel como si acabara de correr una maratón.El corazón le latía con fuerza.Al alzar la mirada, se encontró con los ojos burlones de Vittoria, lo que hizo que se pusiera aún más roja.Del otro lado, Giovanni seguía con el teléfono en la mano, mudo.Ese “amor” de Clarissa lo agarró tan desprevenido que no supo ni qué responder.Y cuando quiso decir algo, ella ya había colgado.Se quedó mirando el celular unos segundos, con una expresión tranquila, casi rendida.En su cara ya no quedaba ni un toque de ese aire distante de siempre.Cuando llegó al edificio del Grupo Santoro, entró rodeado por sus escoltas.Tenía una expresión neutra, aunque en los ojos se le notaba cierto aire cortante.Las empleadas que lo veían pasar se quedaban boquiabiertas.El mes pasado, una asistente nueva, que venía
Ler mais