Mary puso los ojos en blanco y se rió. —Sí, mamá. —Salió por la parte de atrás y se metió en el callejón que la llevó directamente a una pequeña tienda de vudú escondida, Bernard's Authentic Voodoo Store. Las cortinas negras en lugar de escaparates con muñecos u otros artefactos vudú le daban un aire espeluznante de no entrar. No había señales de que estuvieran abiertos. Miró su móvil para comprobar el nombre y la dirección. No era muy acogedor, pero era lo que buscaba.Mary respiró hondo y llamó a la puerta. Un hombre negro, alto y mayor, con el pelo blanco, le abrió la puerta. —Pase. Madame Montfort la está esperando—.—Gracias—. El lugar parecía auténtico, con plantas, frascos con criaturas espeluznantes, muñecos fetichistas vudú y otros artículos mágicos. No se indicaban los precios. Debía ser un producto auténtico y no una trampa para turistas.Señaló: —Al final del pasillo, a la derecha—.Su pulso se aceleraba con cada paso. Maggie no organizaría un secuestro, ¿verdad? Una corti
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