—¿Qué has dicho? —Julieta estaba tan furiosa que casi patea el suelo, temblando incontrolablemente.Andrea resopló con desdén:—No voy a repetir lo que ya entendiste perfectamente.—¡Tú...! —Julieta señaló a Andrea con el dedo, con el rostro desfigurado por la ira.Andrea, sin ninguna cortesía, apartó su mano de un golpe.—No me señales con el dedo en mi propia casa. Julieta, entiende cuál es tu lugar. Esta es mi casa, mi territorio, ¿comprendes?Dicho esto, cerró la puerta, dejando a Julieta fuera.En un instante, todos los planes cuidadosamente trazados durante tantos días se hicieron añicos. Julieta se sintió ansiosa y furiosa a la vez.Su relación con Miguel era su carta de triunfo, pero ahora, incluso después de haber usado esa carta, Andrea había vuelto y había arruinado su estrategia.De inmediato, la rabia se le subió a la cabeza.Sin pensarlo dos veces, Julieta salió de la mansión y llamó a Miguel.En ese momento, Miguel estaba en una reunión. Al ver la llamada de Julieta, col
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