A pesar de su crecimiento personal, Victor sabía que su verdadero desafío aún estaba por venir. La vida, con todos sus matices, seguía lanzándole pruebas que ponían a prueba no solo su fortaleza como detective, sino también su capacidad para seguir siendo el hombre que estaba aprendiendo a ser: uno más abierto, más consciente de sí mismo y más empático con los demás.Después de resolver el caso en Brooklyn, el ritmo de trabajo volvió a intensificarse. La policía le trajo más casos, más muertes, más tragedias. Pero esta vez, las cosas no eran tan simples. Había algo en el aire que lo inquietaba, algo que le decía que lo que estaba por suceder lo pondría a prueba de una manera diferente.Un día, mientras repasaba unos documentos en su oficina, el teléfono sonó. La voz de Rivas al otro lado de la línea le advirtió de inmediato que no era un caso común."Victor," dijo Rivas con tono grave, "tenemos una situación complicada. Es un caso que nos afecta directamente. Un agente de la policía h
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