Todos os capítulos do La Sombra de la Inmortalidad.: Capítulo 31 - Capítulo 40
41 chapters
Parte XXII.- Podemos derrotarlo.
Me levanté torpemente, adolorido por el golpe, y coloqué mi mano en mi costilla con la intención de realizar una cura y así poder continuar. Caminé como pude, evitando el caos que había a mi alrededor, pero mi enemigo me encontró rápidamente. Lo vi a varios metros de mí, y eso hizo que los nervios dificultaran la ya de por sí difícil tarea de realizar un hechizo de curación. Traté de concentrarme como hacía Aldric, pero era imposible. Aquella luz verde aparecía intermitentemente en mi palma, pero por más que intentaba, no podía mantenerla activa.El enorme hombre gritó y cargó de nuevo en mi contra, derribando a todo aquel que se atravesaba en su camino. Pero, para mi buena suerte, un participante logró detener en seco a aquel bólido dorado que hasta hace unos momentos parecía imparable. El participante (y también mi salvador) era uno de los enanos del equipo de Gnorf, y estaba solo, probablemente separado de su equipo, como me había pasado a mí. La sencilla armadura de cobre que porta
Ler mais
Parte XXIII.- ¡Ahora!
 Sería difícil. Tharion tenía un arma de largo alcance con la que podía evitar que Sora se acercara de nuevo. Todo dependía de que pudiera golpearlo con algún hechizo lo suficientemente efectivo para desestabilizarlo.Recordé que el golpe que Sora logró conectar fue bastante eficaz. También sabía que, muy probablemente, su armadura era ignífuga y que las paredes de roca eran inútiles una vez que el paladín alcanzaba cierta velocidad. ¿Qué podía hacer entonces?Sora se lanzó tan veloz como un rayo, y Tharion apuntó su lanza contra él. Sora la esquivó ágilmente, pero tuvo que desviar su trayectoria hacia la izquierda. Aproveché la situación para hacer crecer una estaca de roca d
Ler mais
Parte XXIV.- Sellos magicos.
Me quedé mirando el panorama frente a mí mientras seguía maldiciendo mi espantoso inicio. Estaba tan seguro de mis capacidades que nunca pensé que estaría en una situación en la que de verdad temería por mi vida.A pesar de saber que, si moría, solo volvería a reencarnar, mi instinto de supervivencia me hacía sentir terror. Tenía miedo. Miré mis manos y estaban temblando descontroladamente.Sora se acercó por detrás, cojeando, y me dio una palmada en la espalda que me hizo volver a la realidad.—¿Estás bien? —me preguntó preocupado—. No te lo había querido decir antes... pero últimamente te comportas de forma extraña.Sentí un vuelco al estómago cuando escuché sus palabras. ¿Se había dado cuenta del cambio entre su amigo y yo? Era probable. Sabiendo lo cercanos que eran, algo así no pasaría desapercibido.Me quedé en silencio sin saber qué decirle, hasta que finalmente él habló.—¿Pasó algo con tu familia? Aquella noche que desapareciste... Estabas hablando acerca de tus padres... Y de
Ler mais
Parte XXV.- El bosque de niebla.
Me giré sobre mí mismo y me dejé caer al vacío, sin levantarme para evitar un impacto de aquellas potentes flechas.Rápidamente cree un vendaval para evitar lastimarme en la caída. El viento freno la mayoría del impacto y con cuidado me incorpore temiendo un ataque sorpresa, pero no paso nada, el silencio era absoluto.Abajo el espesor de la niebla era aún mayor y para empeorar la situación los árboles impedían aún más mi vista. Por un momento pensé que sería buena idea en dispersar la niebla de alguna forma, pero me detuve.Aún estaba temblando, tenía miedo de lo que podría encontrar bajo esa niebla.Sentí un nudo en el estómago y me detuve. Por unos instantes tuve el deseo de tirarme al suelo y envolverme con los brazos. Pero no podía, tenía que ayudar a mi amigo.Avance a ciegas entre los árboles por varios metros, intentando no hacer ruido para no llamar la atención de mi enemigo.Algo dentro de mí me decía que podría enfrentar a quien se atravesara en mi camino, pero entonces rec
Ler mais
Parte XXVI.- ¿Por que haces esto?
Seguimos caminando entre aquella bruma, aún pendientes de que la bestia atacara de nuevo. La mujer iba agarrando el brazo de su marido mientras el fingía valentía caminando detrás de mí con la espada levantada.- Po... por cierto, yo soy Erwin, ella es Amanda. - dijo tímidamente tratando de romper el silencio.- Soy Aldric... - le dije despreocupado, solo contestándole para que su mujer no me odiara aún más.- Si... lo sabemos... De hecho, no es la primera vez que nos ayudas... - dijo Erwin. - Tú y tu amigo ayudaron a nuestro pueblo hace un año.- ¿Ah sí? - le dije ligeramente interesado a que pueblo se refería.- Si... ¡Somos de Drustania, por cierto! - dijo golpeándose la cabeza ligeramente al notar que había olvidado especificar el nombre de su pueblo.Drustania... Revise los recuerdos de Aldric y efectivamente había hecho un par de trabajos en ese lugar. Era un pueblo agrícola que pertenecía de cierta forma a Eldiora, y de hecho no estaba muy lejos de Ironhelm. Al parecer mi supos
Ler mais
Parte XXVII.- Sin compasión.
El suelo temblaba y, poco a poco, la tierra mojada y los árboles que nos rodeaban desaparecían. Enormes paredes se levantaron frente a nosotros, encerrándonos en una vasta sala de muros y piso de piedra. Era una especie de castillo, aunque parecía más una mazmorra o calabozo debido a la ausencia de luz y al ambiente tétrico del lugar. Amanda seguía llorando desconsoladamente junto al cuerpo de Erwin.Me acerqué a ella y, con todo el tacto posible, le hablé.—Hay que irse... —le dije, mientras le tocaba el hombro.—No... —respondió, con voz baja y entre sollozos.Los muros se completaron y el suelo dejó de moverse. Teníamos que movernos; ahora que la niebla se había disipado, era solo cuestión de tiempo para que encontráramos a otros participantes.—Oye, de verdad siento tu pérdida, pero si no nos movemos estaremos en peligro...—¿Qué, lo sientes? —me interrumpió la mujer, entre llantos. Su voz se oía temblorosa y llena de furia—. ¡Tal vez seas hijo de Aranis, pero no eres para nada co
Ler mais
Parte XXVIII.- El te lastimo.
Poco a poco recobré el sentido. Al principio, escuché voces lejanas, como un eco, pero conforme recuperaba la razón, comenzaron a sonar más claras.Aún estaba tirado en el suelo, boca arriba.La sangre de Amanda empapaba mi espalda y sentí unas ganas enormes de vomitar al recordar cómo aquella pareja, que había confiado en mí para protegerlos, ahora estaba muerta.Pero no abrí los ojos. Fingí que seguía inconsciente y escuché con atención aquellas voces.—Ya te lo dije, no está muerto. Aún podemos removerla. —dijo la voz de una mujer que estaba claramente molesta.—Aunque no esté muerto, será casi imposible quitársela a la fuerza. Él debe retirarla… —respondió una voz masculina.—¿Por qué m****a es tan importante? —intervino una tercera voz, aún más profunda y grave—. Solo matémoslo y busquemos la salida de este lugar. Hay que ir a la plataforma antes de que esos estúpidos paladines nos alcancen.—No tendremos otra oportunidad de obtener una pieza de dragón negro genuina. Podemos fundi
Ler mais
Parte XXIX.- Una semilla de duda.
El eco de mis pasos resonaba en los pasillos oscuros. Mi respiración era errática, el sudor frío me hacía sentir enfermo, con náuseas.La culpa y el miedo luchaban por dominar mi cuerpo mientras intentaba alejarme de todo. Pero no importaba cuán rápido corriera... aquellos sentimientos me seguían como una sombra.Las imágenes de Sora, cubierto de quemaduras, protegiendo a nuestros enemigos, aún estaban en mi mente. ¿Cómo? ¿Cómo es que perdí el control de mis acciones? ¿Por qué recordé a mi padre en estos momentos?Seguí corriendo y, poco a poco, mi vista se desenfocaba, hasta que tropecé y caí de rodillas sobre el suelo de piedra. Apoyé las manos, jadeando, tratando de calmarme, haciendo todo lo posible para evitar vomitar.Entonces, el intenso frío de la armadura empezó a quemar mi piel, y un punzante dolor se clavó en mi cabeza.Entonces, la escuché.—Deja de correr, Aldric.Levanté la cabeza rápidamente. Aquella voz resonó en los oscuros pasillos... pero no podía ver a nadie.—¿Te
Ler mais
Parte XXX.- Como a un insecto.
El eco metálico de las pisadas resonó con un ritmo marcial, rompiendo el aullido del viento conforme se acercaban. La bruma helada ocultaba sus rostros, pero sus siluetas se definían cada vez más. Y entonces lo pude ver, Tharion Hammerfall lideraba aquella estampida de metal.Mi respiración se condensaba en nubes cortas y rápidas, y mi cuerpo aún temblaba, aunque ya no estaba seguro de si era por el frío... o por el miedo de lo que se avecinaba.-Mira nada más... -la voz del dragón resonó burlonamente en mi interior-. Parece que por fin te encontraron.El miedo amenazaba con dejar que mi cuerpo se desplomara, pero ahora no podía dudar. Si me rendía ahora tendría que empezar de nuevo, sin recuerdos, sin una vida... Tenía que proteger esta vida lo más que pudiera y acercarme a la verdad de mi existencia con cada paso que diera a partir de ahora. Y solo lograría esto si dejaba de huir.Así que me plante con valentía y obligue a mi cuerpo a dejar de temblar. Junte todo el valor que pude y
Ler mais
Parte XXXI.- Esto no se ha terminado.
El fuego golpeaba sin cesar la barrera de luz que protegía a Tharion y a sus hombres. El miedo en su mirada se había disipado, dando paso a la furia provocada por la humillación.Enojado, empujó a sus aliados, que solo intentaban mantenerlo de pie.Pero, a pesar de todo, ni siquiera en esta situación veía una manera de enfrentarme y salir victorioso.Entonces, el estruendo de la tormenta de fuego fue interrumpido por voces poderosas que entonaban cánticos rúnicos, mientras el suelo retumbaba bajo el peso de botas firmes y armaduras gruesas.Frente a nosotros, los enanos avanzaban en formación, marchando con disciplina. Justo detrás de ellos, más participantes seguían el compás de sus pasos.Sora iba al frente. A su lado, enanos de barbas entrelazadas con anillos de hierro golpeaban sus hachas contra los escudos, emitiendo un rugido de guerra que harían temblar incluso a los más valientes.-Llegaron tus amigos... -rió el paladín en voz baja mientras me miraba con desprecio.Pero antes
Ler mais
Digitalize o código para ler no App