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Todos los capítulos de Cautiva en su Mirada: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 30: "Conociendo al Mejor Amigo de Dimitrios"
Amara estaba nerviosa. Era una de esas noches que, aunque disfrutaba de la compañía de Dimitrios, no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar. Había estado en Grecia por un tiempo, sí, y había aprendido a adaptarse a su nueva vida, pero hoy era diferente. Hoy conocería a uno de los hombres más importantes en la vida de Dimitrios: su mejor amigo, Andreas.Dimitrios le había hablado mucho de él. Andreas era su compañero de vida, el hombre que lo había acompañado en todas las etapas difíciles de su carrera y su vida personal. Siempre había sido alguien con quien compartir secretos, desafíos y, sobre todo, momentos de risas. Ahora, sin embargo, él la vería a ella, a la mujer que había logrado entrar en el corazón de su amigo.Estaban en un elegante restaurante de Atenas, con vistas a la ciudad iluminada. La noche se presentaba tranquila, pero el ambiente era todo lo contrario. El lugar estaba lleno de personas disfrutando de una buena comida, pero Amara no podía concentrarse en los pl
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Capítulo 31: "Una Noche Cargada de Pasión"
La noche en Grecia estaba impregnada con un aire cálido y suave. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, pero en el apartamento de Dimitrios, todo estaba sumido en una atmósfera de calma y deseo contenido. Amara caminaba por la habitación, mirando a través de las enormes ventanas que ofrecían una vista impresionante de Atenas. El sonido de la ciudad era un murmullo lejano, pero dentro de ese espacio, solo existían ellos dos.Dimitrios la observaba desde el sofá, su mirada intensa y llena de deseo. Sabía que ella también sentía la tensión, esa atracción que se había acumulado entre ellos con el paso de los días. Había algo en el aire esa noche, algo que los unía de manera única, casi mágica. Y cuando sus ojos se encontraron, Amara supo que no habría vuelta atrás.Con una sonrisa sutil, ella se acercó lentamente, cada paso una promesa. Su mirada no dejaba de buscar la de él, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, Dimitrios se levantó, su cuerpo acercándose al de ella con una cal
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Capítulo 32: "El Encuentro Inesperado"
Era una tarde soleada cuando Amara llegó a la mansión de Dimitrios. Habían sido invitados a una pequeña reunión familiar, una de esas tardes en las que las conversaciones giran entre vino, risas y una que otra anécdota de la infancia de Dimitrios. Aunque se sentía cómoda en Grecia, la idea de estar rodeada de más personas que no conocía tan bien siempre le provocaba algo de nerviosismo.El padre de Dimitrios, el imponente hombre que había aprendido a admirar con el tiempo, estaba sentado en una gran mesa de comedor, rodeado de varias personas. Entre ellas, un hombre alto, de cabello oscuro y ojos penetrantes, estaba en una conversación animada con Dimitrios y Andreas. Cuando Amara entró, todos los ojos se volvieron hacia ella.El hombre que estaba conversando con Dimitrios la observó detenidamente, un brillo extraño en sus ojos. Era un hombre de unos 40 años, elegante, de postura erguida y una presencia que no pasaba desapercibida. Su nombre era Leonidas, un amigo cercano del padre de
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Capítulo 33: "La Noche de Baile"
La noche en Atenas estaba despejada, el aire fresco y vibrante, con un toque de la electricidad de la ciudad que nunca dormía. Después de un largo día de reuniones de trabajo, Dimitrios y Amara decidieron salir a disfrutar de un respiro. La idea de bailar y relajarse era justo lo que necesitaban para desconectarse del estrés que había estado acumulándose durante la semana.Dimitrios, con su siempre elegante porte, la miró con una sonrisa juguetona.—¿Lista para salir a bailar? —preguntó, tomando su mano con suavidad.Amara, con una mirada intrigada, asintió.—Solo si me prometes que no me dejarás morir de vergüenza con tus pasos de baile, Dimitrios —bromeó, sabiendo que él siempre tenía una habilidad para hacer que cualquier momento fuera especial.El lugar elegido era un club nocturno en el centro de Atenas, famoso por su música en vivo y su ambiente animado. La entrada estaba adornada con luces brillantes y la música de fondo que ya se escuchaba desde la puerta les dio la bienvenida
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Capítulo 34: "El Juego de Leonidas"
Leonidas observaba desde la distancia. Cada vez que sus ojos se posaban sobre Amara, una chispa se encendía dentro de él, una mezcla de deseo y desafío. La mujer que había conocido en la reunión de la familia de Dimitrios no era solo atractiva; era un enigma, una fuerza con la que no se podía jugar a la ligera. Y eso solo aumentaba su interés.Aquel día, en la casa de Dimitrios, ella había brillado con una gracia única, su risa y su manera de moverse eran como un imán para él. Leonidas había notado la forma en que Dimitrios la trataba, como si fuera suya, como si fuera algo que él poseía. Eso no le gustaba. No podía soportar la idea de que una mujer como Amara se hubiera entregado tan fácilmente a alguien, y mucho menos a alguien como Dimitrios.Cuando la vio bailando en el club, su control se debilitó. La forma en que su cuerpo se movía, el fuego que emanaba de ella, lo tenía completamente cautivado. Era como si el lugar entero desapareciera, y todo lo que quedaba fuera ella y él. El
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Capítulo 35: "Un Sabor a Confusión"
Amara estaba en la cocina de la casa de Dimitrios, rodeada por el aroma a hierbas frescas, aceite de oliva y especias que la transportaban directamente a Grecia. Era un día tranquilo, y Dimitrios había propuesto que pasara la tarde aprendiendo a cocinar con su madre. La idea le parecía interesante, sobre todo porque quería conocer más sobre la cultura griega, y nada mejor que hacerlo a través de la comida, algo tan fundamental en cualquier familia.La madre de Dimitrios, Elena, era una mujer cálida y acogedora, y desde el momento en que Amara había llegado a Grecia, la había recibido con los brazos abiertos. Era una mujer de espíritu fuerte, pero con una dulzura que la hacía sentir como en casa. Amara sentía que esa tarde sería una buena oportunidad para acercarse a ella y aprender más sobre sus costumbres.—Vamos a preparar moussaka hoy —dijo Elena con una sonrisa mientras colocaba los ingredientes sobre la mesa. —Es uno de los platos más tradicionales de Grecia.Amara asintió, entus
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Capítulo 36: "Cuidado con Leónidas"
Amara estaba en el balcón del apartamento de Dimitrios, disfrutando de una taza de café mientras observaba la vista al mar Egeo. La tranquilidad del momento la reconfortaba después de los incómodos encuentros con Leonidas. Dimitrios salió de la habitación, vestido con un impecable traje azul oscuro, pero su expresión estaba cargada de seriedad.Se acercó a ella, apoyando una mano en la baranda mientras la observaba con detenimiento.—Amara —comenzó, con ese tono grave que usaba cuando algo le preocupaba—. Tenemos que hablar.Ella dejó la taza sobre una mesita y se giró hacia él, notando de inmediato la tensión en su mandíbula y la forma en que sus ojos parecían buscar algo en los suyos.—¿Qué pasa, Dimitrios? —preguntó, sintiendo un nudo formarse en su estómago.Él hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.—Es sobre Leonidas —dijo finalmente, su voz más baja, casi un susurro.Amara sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Solo escuchar su nombre era s
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Capítulo 37: "Un Paseo Interrumpido"
Amara había planeado un día tranquilo con Mave. La pequeña insistió en visitar el centro comercial para comprar un regalo para su madre, y Amara no pudo resistirse. Con su energía contagiosa y su risa constante, Mave llenaba de luz cada momento que pasaban juntas.Ambas caminaron por los pasillos del lujoso centro comercial, donde las tiendas de marcas reconocidas exhibían sus vitrinas con decoraciones elegantes. Amara llevaba un vestido blanco sencillo, pero su figura y porte la hacían destacar entre la multitud. Mave, por otro lado, no dejaba de hablar mientras sostenía su helado en una mano y señalaba cada cosa que le llamaba la atención con la otra.—¡Mira, Amara! Esa muñeca es igualita a mí —dijo Mave con emoción, señalando una muñeca en una vitrina.Amara se inclinó para mirarla mejor y sonrió.—Es cierto. Tiene tus rizos y esa sonrisa traviesa. ¿Quieres que la compremos?Mave asintió rápidamente, y ambas entraron a la tienda. Mientras Amara pagaba en la caja, sintió una mirada
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Capítulo 39: "Sabor y Ritmo"
El suave sonido de "Bachata Rosa" de Juan Luis Guerra llenaba el aire mientras Amara se movía con gracia por la cocina. Su cabello rizado estaba recogido en un moño alto, pero algunos mechones rebeldes caían alrededor de su rostro, dándole un aire relajado y seductor. Vestía un sencillo vestido de tirantes que dejaba al descubierto su espalda y parte de sus piernas, haciéndola ver natural y absolutamente irresistible.Dimitrios había llegado sin anunciarse, dejando sus cosas en la entrada y siguiendo el rastro del delicioso aroma que invadía la casa. Cuando llegó a la cocina, se detuvo en seco al verla bailar, balanceándose al compás de la música mientras probaba un poco de salsa con una cuchara.Amara movía las caderas suavemente, tarareando la canción mientras organizaba los platos sobre la encimera. Parecía tan absorta en su mundo que no lo notó de inmediato. Dimitrios apoyó el hombro contra el marco de la puerta, cruzando los brazos mientras la observaba en silencio, disfrutando d
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Capítulo 40: "Fuego Después de la Cena"
La cena había sido perfecta. Amara recogía los platos mientras Dimitrios se apoyaba en el marco de la puerta de la cocina, observándola con esa mirada intensa que parecía desnudarla sin necesidad de tocarla. Su corazón latía con fuerza, y aunque intentaba mantenerse concentrada en su tarea, no podía ignorar la tensión palpable que llenaba el ambiente.—¿Sabes? —dijo Dimitrios en un tono bajo y seductor, acercándose lentamente— No puedo decidir qué disfruté más: si la comida o verte moviéndote al ritmo de la música mientras cocinabas.Amara dejó el plato que tenía en la mano y lo miró, con un rubor suave en sus mejillas.—La comida era para disfrutarse —respondió con una sonrisa nerviosa, intentando disimular el efecto que él tenía sobre ella.Dimitrios no dijo nada más. Cerró la distancia entre ellos y, sin previo aviso, la giró suavemente hacia él, haciendo que su espalda quedara contra la encimera. Su mirada bajó hacia sus labios, y Amara sintió que su respiración se aceleraba.—Per
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