Amara despertó temprano, como de costumbre. El sonido del despertador la sacó del sueño profundo, y se estiró lentamente, preparándose para enfrentar un nuevo día en su vida de rutina. A pesar de lo que había sucedido en la playa, la noche de baile y el beso con Dimitrios, su vida seguía adelante. Tenía obligaciones, un trabajo que la mantenía ocupada, y la universidad que la demandaba más que nunca. La tesis estaba casi lista, y la presión por terminar su carrera la mantenía centrada en el futuro, en todo lo que aún quedaba por hacer.El hotel era su mundo habitual: las mañanas llenas de tareas, los turnos de camarera, los huéspedes que iban y venían, y su compañero de trabajo, Jairo, siempre dispuesto a hacerla reír. El lugar estaba en constante movimiento, pero a Amara le gustaba la rutina, la previsibilidad, aunque sabía que algo en su interior comenzaba a cambiar. Desde la noche en que bailó con Dimitrios, algo en su corazón latía de una manera diferente.Sin embargo, Dimitrios h
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