Daniela miró a los Méndez, pálidos como la muerte, y luego señaló a Luciana con el dedo: —Señor Figueroa, ¡Luciana es una estafadora!Camila añadió: —Señor Figueroa, ¡lo que debe hacer ahora es ocuparse de Luciana!Mateo soltó lentamente a Valentina, se dio la vuelta y miró a Luciana con ojos inyectados en sangre.Luciana palideció: —Mateo, tú... déjame explicarte...Mateo la miró con una mirada sombría y fría: —Bien, ahora te daré una oportunidad. Explícame bien por qué te hiciste pasar por Valentina, por qué robaste el jade de Valentina, ¿por qué me has estado engañando durante tanto tiempo? Solo tienes esta oportunidad. Si no me convences, ¡haré que toda la familia Méndez pague las consecuencias!Todos los Méndez estaban presentes hoy, y sus rostros palidecieron de golpe.Las piernas de Marcela flaquearon, casi derrumbándose en el suelo.Los Méndez no podían pagar las consecuencias.¡No podían!Luciana corrió hacia adelante y agarró la manga de Mateo: —Mateo, lo siento, me equivoqué
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