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Todos los capítulos de UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR : Capítulo 41 - Capítulo 45
45 chapters
NO PUEDO QUEDARME
El frío se intensificaba con cada minuto que pasaba. La calle estaba vacía, el parque desierto, y la realidad la golpeó de nuevo: estaba sola.Tomó aire y siguió caminando, sus pies adoloridos por el tiempo que llevaba deambulando sin rumbo. No podía permitirse el lujo de detenerse, de rendirse; su bebé dependía de ella.Al llegar a una avenida transitada, vio un pequeño café aún abierto. La luz cálida del interior le resultó reconfortante, como un refugio en medio de su tempestad. Empujó la puerta y entró, frotándose las manos para entrar en calor.—Buenas noches —la saludó una mujer de mediana edad detrás del mostrador—. ¿Puedo ayudarte en algo?—¿Puedo sentarme aquí un momento? —preguntó con voz temblorosa.La mujer la observó con detenimiento. Su ropa estaba ligeramente húmeda, su cabello desordenado y su rostro reflejaba agotamiento.—Por supuesto, cariño —respondió con una sonrisa amable—. Pero dime, ¿estás bien? Pareces necesitar más que un descanso.—Solo… tuve un mal día —bal
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ENTRE LA DICHA Y EL DESPRECIO
Los días siguientes estuvieron llenos de cansancio y malestares para Ori. No sabía con certeza cuántas semanas tenía de embarazo, pero las náuseas y la fatiga no desaparecían. A pesar de las súplicas de sus padres para que aceptara su ayuda económica, ella seguía firme en su decisión de valerse por sí misma.Al principio, encontrar el equilibrio entre el estudio y el trabajo fue un desafío, pero no se dio por vencida. El apartamento donde se estaba quedando era modesto, pero reconfortante. Había iniciado sus controles prenatales, y hasta ahora todo indicaba que su bebé crecía sano.Y finalmente, el día tan anhelado llegó.Ori estaba sentada en la camilla de la consulta, con las manos entrelazadas sobre su vientre aún pequeño, pero ya notoriamente abultado. La pantalla del ecógrafo proyectaba sombras y destellos en la pared, mientras el doctor deslizaba el transductor con suavidad sobre su piel cubierta de gel frío.—Bueno, veamos… —dijo el ginecólogo con una sonrisa cálida, ajustando
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¿PUEDES PERDONARME?
Miguel condujo hasta llegar a la casa de su mejor amigo. Era invadido por la felicidad, pero también era carcomido por los gritos de su conciencia. Apenas estacionó, salió del auto apresurado y golpeó la puerta con insistencia.Fernando abrió con el ceño fruncido, pero su expresión cambió al ver a Miguel.—¿Cuándo llegaste? —preguntó, sorprendido.Miguel no pudo contenerse.—¡Está embarazada! ¿¡Puedes creerlo!? ¡Seré padre! —exclamó con una mezcla de euforia y nerviosismo.Fernando parpadeó, asimilando la noticia, y luego sonrió con ironía.—Qué gusto verte, hermano. ¿Cómo estás? Yo estoy bien, ¿y tú? —respondió con sarcasmo.Miguel resopló, impaciente.—No estoy para tus bromas.Fernando cruzó los brazos y apoyó un hombro contra el marco de la puerta.—Vamos, no te he visto en… ¿Qué? ¿Tres o cuatro meses? Y ahora apareces así, soltando una bomba. No esperaba algo así de ti; supongo que la madre es Ori, ¿verdad?—Sí, pero… —El brillo en los ojos de Miguel se apagó por un instante. Miró
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PROMESA DE AMOR
La noche había caído, y Ori no podía conciliar el sueño. Una y otra vez, su mente giraba en torno a la misma pregunta: ¿Estaba bien darle otra oportunidad a Miguel? ¿Podría realmente cambiar?—¿Qué debo hacer? —murmuró, acariciando su vientre con dulzura—. No puedo arrebatarte la oportunidad de crecer junto a él…Unos suaves golpes en la puerta la sacaron de su enredo de pensamientos.—¿Qué quieres? —lo miró de reojo, con el cansancio pesando en su voz—. No puedo recibirte ahora. Vete a dormir.Miguel no respondió. En cambio, se acercó, la tomó entre sus brazos y la recostó con cuidado sobre la cama.—¿Qué pretendes? —Ori intentó mantener la calma, pero su corazón la traicionaba con su frenético latido.Miguel la observó con una mezcla de culpa y devoción.—Fui un idiota, Ori. Un imbécil. Estuve a punto de perderte, y si eso hubiera pasado… la muerte habría sido un consuelo.—¿Acaso estás borracho?—No —negó con firmeza—. Estoy aquí porque te amo.Antes de que ella pudiera responder,
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CAPÍTULO FINAL: UNA VIDA CONTIGO
Un año después.Ori se miró en el espejo, incapaz de contener una sonrisa. Y, aun así, la sensación de irrealidad la envolvía por completo. Tantas cosas habían sucedido, Miguel había cumplido su palabra; día tras día estuvo a su lado, haciéndola sentir amada. Pero…—Nunca pensé que llegaría este día —susurró, deslizando los dedos sobre la delicada tela de su vestido.—¿Estás nerviosa? —preguntó Tessa, su hermana, con una sonrisa cómplice.—Un poco… No sé cómo explicarlo. Siempre soñé con este momento, pero ahora que está a punto de volverse realidad, me abruma. ¿Y si se cansa de mí? ¿Si no logro ser una buena esposa?—¿Por qué piensas eso? Él te ama, Ori.—Lo sé… pero desde el nacimiento de Ariel, no me ha tocado. Por más que lo he intentado, siempre encuentra una excusa para evitarme.Tessa frunció el ceño.—¿Se lo has preguntado? Mira, sé que en el pasado fue un verdadero imbécil, pero ha cambiado. Se nota en cómo te mira, en cómo brilla su mirada cuando está contigo… y ni hablar de
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