Un año después.Ori se miró en el espejo, incapaz de contener una sonrisa. Y, aun así, la sensación de irrealidad la envolvía por completo. Tantas cosas habían sucedido, Miguel había cumplido su palabra; día tras día estuvo a su lado, haciéndola sentir amada. Pero…—Nunca pensé que llegaría este día —susurró, deslizando los dedos sobre la delicada tela de su vestido.—¿Estás nerviosa? —preguntó Tessa, su hermana, con una sonrisa cómplice.—Un poco… No sé cómo explicarlo. Siempre soñé con este momento, pero ahora que está a punto de volverse realidad, me abruma. ¿Y si se cansa de mí? ¿Si no logro ser una buena esposa?—¿Por qué piensas eso? Él te ama, Ori.—Lo sé… pero desde el nacimiento de Ariel, no me ha tocado. Por más que lo he intentado, siempre encuentra una excusa para evitarme.Tessa frunció el ceño.—¿Se lo has preguntado? Mira, sé que en el pasado fue un verdadero imbécil, pero ha cambiado. Se nota en cómo te mira, en cómo brilla su mirada cuando está contigo… y ni hablar de
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