Isabella levantó la vista hacia Samuel.Sus ojos reflejaban cierta inquietud, y su pequeño rostro estaba completamente pálido.—¿Qué pasa, Isa? —aunque su corazón estaba lleno de resentimiento, Samuel se esforzó por hablarle con paciencia y suavidad.—Si van a buscar a Ana para reconciliarse... no me importa. Al fin y al cabo, ella vivió con ustedes más de veinte años.—Esa publicación que hizo, iba completamente dirigida contra mí. Yo soy quien ha arrastrado a los Ramírez a esto.Al decir esto, Isabella se ahogó un poco, con los ojos tan rojos como los de un conejo.—Samuel, tienes que creerme. No contraté a nadie para insultarla, ni me interpuse en su relación con Mateo. En la universidad, estaba muy agradecida con Mateo por financiar mis estudios, pero nunca tuve ese tipo de sentimientos hacia él.Aunque los tuviera, Isabella jamás lo admitiría.Samuel extendió la mano y le acarició la cabeza.—Isa, te creo. Es nuestra culpa por no saber reconocer a las personas, por criar a una mal
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