Ana alzó la barbilla ligeramente, mirando a Paula con expresión juguetona.—¿Quieres venir con nosotros?Paula sintió la provocación.Casi rechinó los dientes al responder:—Ana no tendrá problema, ¿verdad?Su sonrisa era terriblemente forzada.Concentrada completamente en Ana, no notó el destello de disgusto en los ojos de Tadeo.Ana fingió reflexionar, como si estuviera en un dilema.Después de un momento, frunció el ceño y dijo:—Pero podrías interrumpirnos.Esta respuesta ambigua convenció aún más a Paula de que Ana tenía intenciones indebidas hacia Tadeo.¡Descarada! ¡Descarada!Paula estaba a punto de explotar de rabia, y cuanto más se enfurecía, más disfrutaba Ana.Paula se clavó las uñas en las palmas, usando toda su capacidad racional para contener su ira, e insistió entre dientes:—Ana, soy una persona callada, no los molestaré.Ana fingió resignación:—Bueno, si lo pones así, está bien.Al salir de la cafetería, Paula quiso subir al mismo vehículo con ellos.Tadeo la rechazó
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