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Todos los capítulos de Bajo la Sombra de Otra: Capítulo 71 - Capítulo 80
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Capítulo 71
Al abrir nuevamente la aplicación de la red social.—¿Cuál es la contraseña?—Señor César, yo… yo no la subí. ¡Lo juro! —Frank comenzó a tener miedo.—¿Tengo que acaso repetirte la pregunta?Frank, con la voz temblorosa, dio la contraseña. César inició sesión en la cuenta, pero no encontró las fotos de Lorena, aunque sí descubrió otras fotos de mujeres.Parecía que no había tenido tiempo de subirlas.César no mostró ningún interés en esas fotos, y directamente entregó el móvil a la asistente, Clara.Ordeno entonces:—Busca mejor a alguien del departamento de tecnología, y que borren todas las fotos del celular.Frank se puso pálido y estaba inmóvil, como si el mundo se le viniera abajo.—Si no puedes hacer bien tu trabajo, no tengo problema en buscar a alguien más para que lo haga —dijo César, con una expresión amenazante, mirando al gerente general.El gerente general, nervioso, se inclinó ligeramente, intentando excusarse:—Por favor, tranquilo, señor César. Me encargaré de gestionar
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Capítulo 72
Lorena se sentó en el auto y allí lo entendió todo.Ya que no podía librarse ahora, decidió consentirse. Primero se llenaría el estómago; no valía la pena enojarse.Enojarse no resolvería nada después de todo, lo importante ahora era pensar en cómo escapar.Su humor entonces cambió rápido.Al llegar al centro comercial, Lorena fue directamente a un restaurante.No era hora de comida, el restaurante estaba vacío, y César no tenía hambre.Pero, Lorena comía sin parar, cualquiera podría pensar que César no le daba de comer en casa.Después de comer, Lorena comenzó a recorrer las tiendas. Primero se compró un par de zapatos cómodos.Era la primera vez que César acompañaba a una mujer de compras y no sabía qué hacer, así que simplemente la seguía, pasaba la tarjeta y cargaba las bolsas.Lorena, al ver que él pagaba y cargaba, no perdió la oportunidad de hacerlo comprar más. Incluso compró regalos para Marina y a doña Marta.En realidad, quería comprarle algo a Adrián, que en los últimos día
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Capítulo 73
La sensación de soñar con una cosa así le causo mucha impresión.Levantó en el sueño entonces la mano y dio un manotazo al bicho.El bicho desapareció, y ella quiso seguir durmiendo.Y el condenado gusano era en realidad César que esporádicamente y durante la noche le beso el cuello de Lorena.Toda la noche anterior no pudo dormir bien. Aunque sus cuerpos no se tocaban, escuchaba constantemente a Lorena respirar en su oído. Aguantó hasta la mañana, pero finalmente no pudo más.Quería tener intimidad con Lorena, pero ella, de repente, le dio una cachetada en la cara.César, ya frustrado, se enfureció aún más.—¡Lorena! —gritó.Lorena, agitada, se despertó. Estaba bastante molesta por ser despertada de esa manera y se descargó:—¿Qué diablos te ocurre?Al darse cuenta de que estaba acostada en la cama, supo inmediatamente que era César quien la había llevado allí.Se levantó, quería pararse de la cama, pero César la detuvo y la jaló de vuelta.Lorena cayó de nuevo, y César, encima de el
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Capítulo 74
Todo el malestar de los últimos días desapareció, así como de la nada. Y Lorena en cambio quedo sin entender. Fue así como César logró salirse con la suya.Sus piernas flaqueaban y su mente estaba en blanco. Pero, cuando recuperó la compostura, Lorena se puso de pie y luchó por salir de sus brazos. Pensaba que César estaba más loco que una cabra.Ya no eran amantes, ya no tenían una relación sentimental en la que un beso tuviera significado.Ahora solo mantenían una relación clandestina; ella era simplemente una amante, ¡y además una amante obligada!Al pensar si César besaba a Teresa de la misma manera y luego metía la lengua en su boca, un sentimiento de asco la invadió. De inmediato corrió al baño para vomitar.Al ver que Lorena estaba tan asqueada por su beso que quería vomitar, Cesar se molestó inmediatamente.La siguió al baño.—Lorena, ya te besé, ya tragaste mi saliva, ¿por qué haces semejante show ahora?—Yo… —Lorena intentó encontrar una excusa, pero al girarse para mirarlo,
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Capítulo 75
—La colaboración con el gobierno de Lisconia para el desarrollo turístico está en marcha, con un destino clasificado como zona escénica del mejor nivel en proceso de implementación. Al mismo tiempo, las grandes empresas turísticas de esta ciudad y provincia están llevando a cabo rondas de financiación de capital.Tras finalizar el informe, César habló con seriedad, recordando a todos:—Aunque los préstamos para pequeñas y medianas empresas son un proyecto antiguo, aún debemos realizar evaluaciones adecuadas y asegurar los préstamos.César preguntó:—¿Quién está principalmente a cargo Etienne Tecnologías?—Señor presidente, soy yo —respondió uno de los altos ejecutivos.—Deben darle prioridad a Etienne Tecnologías. El mercado de tecnología en red tiene un gran potencial. Si es necesario, podemos realizar inversiones adicionales a través de la compra de acciones. Si no es viable, no es necesario forzar la compra, pero al menos debemos tener el control de la mitad de las acciones —dijo Cé
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Capítulo 76
Y el contacto de Adrián había pues desaparecido.¡César!Era pues bastante obvio; seguro había desbloqueado su celular mientras ella dormía.Lorena desactivó el desbloqueo por huella y lo cambió por una contraseña.Volvió a agregar el contacto de Adrián y aprovechó para explicarle la situación.No sabía si él se había dado cuenta de que lo habían bloqueado y eliminado.Mientras pensaba, regresó a la oficina del gerente general y se sentó a seguir usando su teléfono mientras esperaba.Hoy no llevaba tacones, y sus pies se lo agradecían.Cuando ya estaba profunda en el aburrimiento, una mujer de mediana edad irrumpió en la oficina.La mujer, al ver a Lorena sentada en el sofá, la miró de arriba abajo.Llevaba un vestido negro pegado al cuerpo, con una abertura que llegaba hasta los muslos. Su piel era blanca, llevaba una base de maquillaje muy clara, labios pintados de un rojo intenso, y su figura era proporcionada, pero claramente no natural. Parecía una mujer con malas intenciones, alg
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Capítulo 77
Su esposa evitó las miradas y bajó la cabeza con miedo. No quedaba ya nada de la arrogancia que solía tener antes.César, con un aura imponente, miró hacia Lorena.¿Otra vez se metieron con ella?Lorena, todavía molesta, le devolvió una mirada de reproche.César se molestó. ¿Por qué se desquitaba con él? ¡Él no le había hecho nada!El gerente general, recordando lo que le pasó ayer al hermano de su esposa, tenía miedo de que su propio trabajo se viera afectado. Tiró de su mujer y, mirando a Lorena, comenzó a disculparse.—¡Ven aquí y discúlpate como se debe! —dijo el gerente general, siendo severo con su esposa, tirándola del brazo.La mujer, ya segura de que había cometido un error y de que había acusado a la persona equivocada, no se atrevió a resistirse. Dejándose arrastrar, caminaba tambaleándose.Lorena observaba en silencio. Al fin y al cabo, ella era la que había recibido los insultos.Los demás empleados, sin importar si estaban ahí por mera curiosidad o por trabajo, supieron i
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Capítulo 78
César cortó su filete en trocitos y se los pasó a Lorena, luego cambió los platos, colocando el filete de ella, cortado en pedazos grandes, frente a él.Después de comer, regresaron al hotel para recoger las maletas e ir al aeropuerto.Cuando llegaron, solo llevaban una maleta, pero al regresar ya tenían tres.César entregó su maleta a Rajiv, y tomó las dos maletas de Lorena.—Vámonos.En el aeropuerto, Lorena vio un restaurante que llamó su atención. Pensando que el vuelo de regreso a Playa Escondida tomaría varias horas, decidió comprar un poco de pollo frito y fruta para llevar en el avión.César pagó y cargó con la bolsa de pollo frito.—Lorena, ya comiste bastante filete, ¿y ahora vas a comer más? ¿Por qué comes como una embarazada?Lorena se quedó paralizada un segundo, pero enseguida se paró con naturalidad frente de él y respondió con sarcasmo:—¡El preñado eres tú!—Si crees que comes demasiado y no puedo mantenerte, no tienes que depender de mí.—¿No depender de mí? ¿Entonces
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Capítulo 79
Rajiv primero abrió la puerta del auto para Lorena, luego colocó las maletas en el maletero, y salió con ella del estacionamiento subterráneo.Cuando César vio que Lorena se alejaba, fue a la recepción.—¡César! —A Teresa se le notaba la felicidad en su cara delicada y adorable. Con solo verlo, se sentía en el paraíso. —¿Qué haces aquí tan tarde? —César preguntó con un tono calmado mientras la miraba, con cierta preocupación en los ojos, preocupado porque fuera peligroso para ella venir sola a esas horas de la noche.—Hace días que no te veía, y en serio te extrañaba mucho. —Teresa, con sus grandes y tiernos ojos brillando de amor, continuó.— Pregunté a Clara por tu vuelo y vine especialmente a esperarte. — Bajó la cabeza con timidez, como esperando que la felicitara.César miró a Clara, quien inmediatamente desvió la vista y bajó la cabeza, evitando su mirada.Clara pensó que no podía mentirle a la señorita Teresa cuando ella le había preguntado.—La próxima vez que quieras venir, d
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Capítulo 80
—Tengo que atender un asunto de negocios más tarde. Primero te voy a llevar a casa.—¿Tan tarde y todavía tienes compromisos? ¿Puedo ir contigo?—Son solo hombres. ¿Qué vas a hacer ahí entonces? Sé buena, vuelve a casa y tómate el medicamento.—Oh...Teresa no estaba muy contenta, pero durante todo el camino no dejó de hablar sobre lo que había pasado en los últimos días en la empresa.Cuando Lorena subió al auto, encendió el celular y desactivó el modo avión, activando los datos móviles.El celular empezó a vibrar con notificaciones sin parar.Al revisar los mensajes, además de algunas noticias, el resto eran todos de Marina.En cambio, el chat con Adrián no mostraba ningún mensaje nuevo. ¿Será que de verdad lo habían encerrado en casa?Pensando en ello, recordó que la familia de Adrián tenía muchos conflictos internos, y que estaban peleados por la propiedad la empresa. Los Fuentes tenían muchos hijos, y él era el más joven. Su padre ya tenía más de 70 años y lo había tenido a los 60
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