—¿Quién te tomó la foto? ¡No creas que por conocer al presidente puedes acusar a alguien sin pruebas! —Frank no aceptó la acusación.—Yo, yo solo...... —Anais, al ser atrapada, tartamudeó sin poder decir una palabra.—Acabo de escuchar toda su conversación y grabé todo con mi teléfono. Si alguien toma fotos sin permiso, sin justificación, con mala intención, eso ya constituye acoso y es un acto ilegal, un crimen —Lorena levantó su teléfono.—Si no eliminan las fotos, también puedo llamar a la policía para que los ayude a borrarlas.Lorena solo estaba fingiendo. Aunque en realidad no había grabado nada, su amenaza tenía fundamento. En lugares públicos, tomar fotos sin el consentimiento de las personas y sin una razón válida se considera una invasión a la privacidad.Anais, asustada, temblaba y, con voz entrecortada, dijo: —¡Bórralas! ¡Las borro ahora mismo!Levantó su teléfono y, frente a Lorena, borró la foto en la que aparecía su cara, borrando también el archivo de la papelera.Loren
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