Cap. 100: Ni héroe, ni villano.
Renata intentó apartarse después del beso, pero el calor que aún sentía en sus labios, la cercanía de Ángelo y la intensidad de sus ojos hicieron que sus piernas se quedaran ancladas en el suelo. Ángelo, consciente de su vacilación, dio un paso más cerca, sosteniendo suavemente su rostro entre sus manos.—Renata —susurró—. Sé que no puedes olvidarlo. Yo tampoco puedo.—Ángelo… no deberíamos… —murmuró ella, pero su voz sonaba débil.Él no esperó más. Se inclinó de nuevo y la besó, esta vez con más intensidad, dejando salir todo lo que había contenido durante años. Renata, a pesar de su resistencia inicial, cerró los ojos y se permitió corresponder. Fue un beso cargado de emociones: amor, dolor, añoranza, pero también una chispa de lo que alguna vez compartieron.De pronto, un grito rompió la burbuja en la que estaban.—¡Así los quería encontrar, malditos!Renata y Ángelo se separaron de golpe, girándose hacia la voz. Ahí, de pie bajo la luz tenue del atardecer, estaba Doménico. Su rostr
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