James se sentó en el bordillo de la bañera, saboreándose con la simple imagen de Sean tan cerca de él, lo agarró de las caderas y lo acercó a su rostro. Sean no pudo evitar reír, cuando sintió a James acariciando sus nalgas con su rostro de una forma tan tierna.-James, ¿qué haces? -preguntó Sean sin poder tener visión de él, sólo sentir su tacto.Pero James no le respondió, le abrió las nalgas haciéndolo soltar un gemido, para luego hundir su cara, aquello le causó tanta gracia a Sean, que sintió un suave cosquilleo recorrer su vientre, pero luego que sintió la lengua de James, juguetear con su apretada entrada, todo cambió, mordió sus labios y sus ojos se pusieron en blanco, aquellas lamidas eran realmente satisfactorias, su lengua entraba y salía de allí, mientras Sean no podía dejar de gemir. James le dio la vuelta en un acto incontrolado, y poniéndose de rodillas ante su novio, lamio y succiono su miembro, mientras movía sus dedos en su interior. Mordió su glande y sólo los labio
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