Francesco le hizo la pregunta a Lea con la desesperación dibujada en el rostro. Ella se le quedo viendo a través de las lágrimas, sin poder responder porque su garganta apresaba las palabras y Francesco acorto las distancias rodeando el auto para llegar al lado por el que había descendido Lea y sin decir nada la acogió entre sus brazos. Fue un abrazo sincero, cálido, de disculpa muda, de contención, de cariño, de protección. Estaba expresando con aquel gesto lo que las palabras no alcanzaban a decir en ese momento. __ Fabio, la aventura del campo de tiro termina aquí, será otro día si es que Lea está dispuesta. Nos vamos a casa. __ le dijo a su consigliere sin dejar de abrazarla. Francesco se llevó a Lea para el hotel que tenía en Barberton y la llevó hasta la cama de su suite la dejo encima, la ayudo a quitarse los zapatos y se fue. Ella no había dejado de llorar en todo el camino y Dios sabía que había tratado, pero no lo consiguió, se hizo una pequeña bolita sobre la cama. Y así
Leer más