Todos los capítulos de 4 tesoros inesperados para el multimillonario: Capítulo 61 - Capítulo 70
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¡No huyas!
Capítulo 60 ¡No huyas!Daniela respiró hondo antes de abrir la puerta del baño. Su mente estaba en un torbellino, llena de preguntas y emociones contradictorias. Había estado tratando de evitar a Felipe, pero ahora, al salir, no podía ignorar la realidad: se enfrentaría cara a cara con el hombre del que había huido y transformó su vida, de una manera tan intensa y compleja.Cuando cruzó el umbral de la puerta del baño, su mirada se encontró con la de Felipe, que estaba allí, de pe. Su corazón se detuvo por un momento. La familiaridad de su rostro, la intensidad de su mirada, todo en él, la hizo sentir vulnerable. Sin saber cómo reaccionar, intentó pasar de largo, ignorándolo.—Daniela, espera. No puedes simplemente ignorarme —dijo Felipe, con una expresión amenazante.Ella se detuvo, sorprendida, con el corazón acelerado. La intensidad de su agarre la hizo sentir atrapada, y la incomodidad de la situación se hizo aún más evidente. Hace seis meses compitieron momentos muy íntimos, estu
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¿Qué hace él aquí?
Capítulo 61 ¿Qué él hace aquí?Felipe estaba impaciente, hoy había faltado a las juntas y reuniones con los empresarios de la cadena hotelera. Inevitablemente, tuvo que enviar a los abogados, aunque sabía que esto ofendería a los empresarios, él se había pasado el día haciendo turnos con su asistente para no dejar que Daniela se escapara de nuevo.No podía dejar que volviera a huir. La mujer tenía una cualidad impresionante para desaparecer con 4 niños y un perro sin que nadie supiera dónde estaba.La espero sentado en su vehículo fuera del hotel, su corazón palpitaba con anticipación. Su auto, conducido por Ernesto, estaba estacionado frente al hotel, listo para llevarlo a donde fuera necesario.Cuando Daniela finalmente apareció, Felipe contuvo la respiración. La vio detenerse y el bajo el vidrio de la ventana del auto para que lo pudiera ver. Ella, en lugar de acercarse, giró sobre sus talones y comenzó a caminar en la dirección opuesta. Un nudo se formó en su estómago. Sabía por s
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Hermano mayor
Capítulo 62 Hermano mayorA Felipe nunca le había gustado dar explicaciones. Se había acostumbrado a dar órdenes, y estar en este momento en la posición de tener que justificar su conducta le molestaba. Por esa razón contraataco— ¿Por qué te hiciste pasar por tu madre? Ella fue la amante de mi padre. No pretendías que la recibiera con abrazos y sonrisas —dijo, con un tono de indignación.—No quise decir eso —respondió Daniela, con la voz temblando—. Pero buscar la venganza de esa manera… Vender el único hogar que han conocido mis hermanos. ¿Por qué ensañarse con ellos?De reojo, Felipe pudo ver cómo los hombres que pasaban miraban a la exquisita mujer. Su estatura, su cuerpo curvilíneo y hasta su trasero llamaban mucho la atención. Sintió una gran furia brotar en su interior.—Vámonos, hablaremos en el camino hasta tu casa. ¡Ya te dije que quiero ver a los niños! Me cansé de dar explicaciones —afirmó, con determinación.Agarra su brazo y la llevó con él hasta el vehículo. Abrió la pu
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¡Te extrañamos tanto!
Capítulo 63 ¡Te extrañamos tanto! Al terminar de hablar con Daniela, Felipe se bajó del automóvil. Un poco más allá, como la primera vez que los vio, los tres niños jugaban en el jardín con el perrito. Sus ropas estaban un poco sucias, probablemente por sus juegos, aunque sus rostros estaban llenos de alegría. Una mujer madura los observaba, sentada con Renata en sus piernas.De inmediato, se sintió culpable por lo que había pensado al verlos en la casa del ama de llaves. Creyó que la madre no se ocupaba de sus ropas ni de ellos. Lo atribuyó a su falta de experiencia con los niños; Incluso en su infancia, nunca supo lo que era estar sucio por jugar en el jardín. Por lo general, sus juegos eran en su habitación.Ahora comprendió que era inevitable que unos niños de esa edad se ensuciaran al jugar. Se detuvo un largo rato contemplándolos. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. Se dio cuenta de cuánto los había extrañado, especialmente a las niñas.Daniela se bajó del vehículo, enoj
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¡Confía en mí!
Capítulo 64 ¡Confía en mí!Después de la cena, mientras los niños jugaban con el perro, Felipe se acercó a Daniela, que estaba en la cocina limpiando los platos y ordenando la cocina.—Ha construido un buen hogar aquí para los niños. Ellos… se ven muy contentos.Ella lo miró, su expresión aún tensa.— ¿Esperabas lo contrario? ¿Acaso creías que viviéramos debajo de un puente y acudiremos a ti en busca de tu misericordia?—Daniela, podríamos hablar con calma, sin agresión —dijo Felipe, intentando sonar sereno acercándose demasiado a ella.— ¿Sobre qué tendríamos que hablar tú y yo? —preguntó, secando los platos mientras trataba de ocultar el temblor de sus manos, como resultado de sentirlo tan cerca.—Sobre lo que ha pasado. Quiero entender cómo puedo ser parte de la vida de los niños —respondió Felipe tocado su brazo, sintiendo que era el momento de explicar sus intenciones.Daniela tomó aire y lo expulso, él estaba muy cerca, podía sentir su respiración, quito la mano de Felipe de su
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Varios malentendidos
Capítulo 65 Varios malentendidos Al siguiente día, Daniela no sintió la misma emoción de asistir a su empleo que experimentaba a diario. En primer lugar, estaba la presencia de Felipe, y en segundo lugar, tenía sobre sí la amenaza recibida de Emma, su compañera de trabajo.Desde que comenzó a trabajar en el hotel, Daniela no entendía por qué esa mujer había buscado formas de amargarle la vida. Según Enma tenía fotos comprometedoras de Daniela y un huésped, y la amenazó con denunciarla ante sus jefes, eso la lleno de ansiedad y desconfianza.Podía encontrarse a Enma en cualquier momento, con su sonrisa socarrona, y la angustia le recorría el cuerpo, sabía que ella disfrutaba torturándola, preguntándose si esa sería la jornada en la que toda la tranquilidad que había alcanzado se desmoronaría.El día anterior, Emma la había seguido para advertirle que tenía fotos en su poder, de ella con un huésped en actitudes íntimas. Enseguida comprendió que había sido Felipe el hombre que la acompa
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¡Déjame en paz!
Capítulo 66 ¡Déjame en paz!—No es mi idea agravar la situación de Daniela, sobre todo ante su jefe. Solo estoy tratando de explicar que no hay nada indebido en nuestra relación—le dijo Felipe, manteniendo un tono sereno, aunque su mirada era firme y con esas palabras quiso dar un mensaje a este hombre. Nada indebido, pero sí hay algo.—Quizás esta no es la forma. No necesitamos hablar aquí delante de otras personas. Vayamos a mi oficina —respondió el Gerente, tratando de controlar su creciente irritación y no dejar que todo empeorara discutiendo en las estancias del hotel.Observó la preocupación en Daniela. Sabía que estaba así porque los 4 niños dependían del ingreso que obtenía en el hotel. Si hay algo de lo que estaba plenamente seguro es que ella jamás pondría el sustento de los niños en peligro.—No te preocupes, Dani, esto se aclarará —agregó el gerente confortándola, utilizando el diminutivo con una familiaridad que hizo que la expresión de Felipe reflejara una furia incontro
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Tus disculpas no tienen ningún valor
Capítulo 67 Tus disculpas no tienen ningún valorLa jefa de servicio los detuvo.—Un momento, ella no se puede retirar. Eso de las fotos no es todo lo que ha ocurrido. ¿Qué sucede con lo que pasó en la recepción? Señor, ese escándalo de hace unos minutos llamó la atención de empleados y huéspedes. Si se deja pasar, se repetirá en el futuro con cualquier otro empleado —exigió, su tono firme y autoritario—. Son dos problemas distintos: lo de las fotos y lo sucedido en la recepción.Felipe se detuvo, avergonzado, sintiendo el peso de la situación.—Eso también fue mi culpa. Acababa de recibir una noticia de mi madre no muy buena. Arremetí contra Daniela. Lo lamento mucho. Estoy muy arrepentido. Si investigan bien, verán que fui yo quien llegó a su lugar de trabajo, y ella trató de calmar la situación. Yo… le aseguro que no volverá a pasar.La jefa de servicio lo observó, y aunque su expresión seguía sería, había un destello de comprensión en sus ojos.—Es que esto no puede quedar así —di
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Una mujer de apariencia ordinaria
Capítulo 68 Una mujer de apariencia ordinariaLa llegada de Emma interrumpió sus pensamientos. Tenía que ser hoy que también encontrara a Emma. ¿Es que este día va a seguir así?— ¿No te despidieron? ¿Qué haces aquí todavía? Te vi dirigiéndote a la oficina del señor Rojas. ¿Por qué sigues aquí? —preguntó Emma, con un tono desafiante.—Eso te gustaría, ¿verdad? Que me despidieran. Pero te vas a quedar con las ganas, Emma. ¿Por qué me odias tanto?— ¿No lo sabes? Tengo más tiempo que tú aquí, y ya te han dado ascensos y aumentos de salario. ¿Qué derecho tienes de pasar por encima de mí? —respondió Emma, con rencor acumulado.—Quizás si te esforzaras en hacer mejor tu trabajo en vez de hacérselo pasar mal a tus compañeros, ascenderías por mérito propio —replicó, manteniendo la mirada firme.Emma sonrió con desdén.—Eso no es cierto. ¿Crees que estás aquí gracias al gerente? Piensas que no he visto cómo te mira. Él cree que lo disimula muy bien, pero lo he notado. Eres su consentida, y pr
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¿Qué hace aquí?
Capítulo 69 ¿Qué hace aquí?Daniela llegó a la casa donde vivía con sus hermanos. Al salir del hotel, miró hacia todos lados, esperando ver a Felipe. Al no verlo, rápidamente se dirigió a la parada del autobús y se fue. El día había sido pesado, pero por suerte había terminado.Al abrir la puerta, el bullicio de risas infantiles y el ladrido del perrito Lilo la recibió cálidamente. Sonrió alegremente al escuchar el sonido de la felicidad. Para su asombro, en la sala encontró al señor Rojas conversando amigablemente con Teresa.Los cuatro niños, incluyendo a Renata, jugaban en el suelo, rodeados de juguetes esparcidos, mientras los dos hijos del señor Rojas, una niña de la misma edad que las gemelas y un niño que parecía tener la misma edad que Fabián, se unían a la diversión. Lilo iba correteando alegremente de un niño a otro. La escena era conmovedora y familiar, un pequeño oasis de felicidad en medio de sus preocupaciones.El señor Rojas, con una sonrisa en el rostro, levantó la vis
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