Dorian, de repente, se despertó a medias de su borrachera. Al ver la figura de Miguel, quien había aparecido como un espectro tras Elena, no pudo evitar encogerse y, con un nerviosismo evidente, lo saludó: —Hermano Miguel, ¿qué haces aquí?Elena también se sorprendió muchísimo. Jamás habría imaginado que Miguel aparecería en Marisierra. Recordó la noche antes de su partida de Ciudad de Crestavalle, cuando él, sin razón aparente, se había comportado de manera irracional y la había removido del equipo de trabajo. Su expresión se ensombreció al instante, y de forma discreta dio un paso atrás, manteniendo la distancia.En cambio, Sofía, quien seguía en brazos de Dorian, se quedó sin palabras y con los ojos brillando al ver a Miguel. Sin que Dorian se diera cuenta, dio un paso hacia un costado, distanciándose un poco de él. —No temas, estoy aquí contigo, — le dijo Dorian en un tono protector, interpretando su movimiento como una señal de miedo y colocándose frente a ella en un gesto de
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