Después de enviar su manuscrito, Clara se sintió aliviada, pero la espera comenzó a hacer mella en su paz mental. Cada día, revisaba su correo electrónico con la esperanza de recibir noticias. La ansiedad se convirtió en su compañera constante, una sombra que se cernía sobre cada momento. Lucas, por su parte, estaba sumergido en su propia creatividad, trabajando en una nueva serie de pinturas que reflejaban su viaje emocional. Se encerraba en su estudio, explorando la profundidad de sus sentimientos a través de colores y formas.—¿Cómo te sientes con respecto a tu trabajo? —le preguntó Clara un día, mientras se sentaban en el patio trasero, disfrutando de la calidez del sol.—Estoy satisfecho, pero aún siento que necesito plasmar más de lo que llevo dentro —respondió Lucas, pensativo, mientras sus dedos acariciaban la superficie de una de sus obras en proceso—. A veces, me siento como si estuviera atrapado en mis propios miedos.Clara asintió, sintiendo una conexión profunda con él. S
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