Todos los capítulos de Tú Serás Mi Dulce Amor Por Siempre : Capítulo 11 - Capítulo 15
15 chapters
11
CELESTE —No puedo creer que estemos haciendo esto —siseé a mi madre. —No puedo creerlo. ¿Cómo puedes aceptarlo? —¿De qué demonios estás hablando, Celeste?. ¿Cuál es el problema con eso?— ¿Cuál es el problema? El problema es que es Jeremy —respondí.—Tienes que superar tu incomodidad con él, cariño.Mamá —murmuré. —Mamá, es complicado, ¿de acuerdo? —Confías en mí.—Eso es diferente. Eres mi madre.—Cariño, estoy exhausta, y tú también. Ahora, ve a la habitación de al lado y duerme, por el amor de Dios.—Bien —Buenas noches, mamá.—Salí de la habitación de mi madre y luego entré en la mía. Exhalé, lentamente. —Bien —murmuré — Muy bien —Levanté mi bolso de viaje del suelo, Saqué mi ropa interior y mi pijama.Mis pensamientos volvieron al beso. Su lengua contra la mía. Sus manos viajando sobre mi cuerpo. Tragué, el calor me inundó de pies a cabeza.—Dios, tienes
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12
CELESTEEn la última semana, había dudado de mi cordura en múltiples ocasiones. Primero, estaba lo de entrar al castillo usando la llave en la maceta, y luego la cosa de besar a Jeremy al despedirnos, ahora esto.Me quedé fuera del restaurate, entrecerrando los ojos ante el letrero, intentando y no logrando convencerme de que no me reuniera con Jeremy. Ya eran la 1:35 p.m., y estaba llegando tarde. Despreciaba llegar tarde a las citas, pero esto era diferente. Necesitaba un poco de previsión.Las palabras que me susurró al oído, toda la anoche resonaron en mi mente repitiéndose una y otra vez.—Te desnudaré lentamente. Te acostaré en la cama, me deslizaré entre tus piernas y te comeré el coño hasta escucharte gritar. Te voy a joder con la lengua. Te chuparé el clítoris. Haré todo lo que necesites para sacarte de aquí.—Estoy tan jodida y nerviosa —susurré. —Metafóricamente jodida.El exterior del restaurante era pintoresco, con paredes de ladrillo y ventanas que dan a la calle y adorn
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13
CELESTEUna oleada de culpabilidad quería aplastarme. No podía evitarlo. No era como si fuéramos las mejores amigas, y ella no sabía lo que había pasado entre Jeremy y yo, pero aún así. Jeremy y yo nos habíamos besado anoche, y él había susurrado... cosas no muy dulces, sino muy calientes en mi oído.—Estábamos comprometidos —susurró Ruth. —Comprometidos y tu lo sabías.—Lo sé —dije. —Jeremy y yo nos reunimos solo por negocios.—Eso es todo. ¿Sólo negocios? —preguntó Ruth. — ¿Estás segura de eso?—Sí. ¿Por qué estás tan... molesta por esto? Éramos amigos antes de que tú y yo nos conociéramos. Incluso, fui yo quien te presentó a Jeremy. Y en cuanto a nosotras, Ruth, tú y yo apenas nos hemos mantenido en contacto.—Lo sé —dijo Ruth. —Pero ayer cuando charlamos, bueno, eso me hizo sentir bien de nuevo. Encontrarme con una vieja amiga, me hizo sentir tan emocionada. La posibilidad de que salgamos otra vez, charlemos, tengamos nuestro
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14
-Jeremy Revisé la comida china, inhalando cada olor, se me hacía agua la boca. No era para mí. Sin embargo, había llegado a mi puerta hace unos momentos, y ya la había pagado y le había dado la propina al repartidor. Era la comida de Celeste. Su madre tenía un turno de noche en el hospital - lo había mencionado al salir - y el tipo que había dicho que vendría hoy a hacer la instalación de la alarma no había aparecido. Las mujeres tuvieron que quedarse en la mansión, otra noche para fantasear con celeste. -Ya, recoge las cosas -murmuré y cerré la puerta. Tecleé el código de alarma, el plan era subir las escaleras y dirigirme a las habitaciones de huéspedes. Entregarle la comida, desearle una buena comida y una buena noche de sueño, y luego regresar a mi habitación para descansar. Me pediría una pizza si fuera necesario. Me distraería de pensar en ella con algo de comida y cerveza. Probablemente
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15
-¿Qué has dicho? -Las piernas de Celeste temblaban a cada lado de mi cabeza. Ella jadeaba y se movía, pero yo presioné mi brazo sobre ella y la sostuve en su lugar. -¿Qué has dicho? -Que eres mía -dije, puntuando cada palabra con una intensa lamida. Ella emitió un ruido agudo y se puso tensa debajo de mí. Su voz se quebró a través de su orgasmo y se sacudió por completo, aferrándose a sus pechos, apretando sus manos por todas partes. -Sí -siseó ella. -Sí, sí, sí, sí. -Ahora puedes tenerme -dije y me levanté de entre sus piernas. Agarré mis jeans, saqué mi billetera del bolsillo trasero y luego saqué un condón. Era uno viejo que nunca me había molestado en reemplazar - ¿quién usaba el condón de su maldita billetera? - pero eso tendría que ser suficiente. Abrí el paquete, lo extendí alrededor de mi pene y luego me abalancé sobre ella. Cara a cara, mis brazos alrededor de su pequeña figura, sus senos rozando mi pecho. Así es como había querido. Nuestras miradas se encontraron, su
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