Al día siguiente. Mi mamá y yo nos preparamos temprano, listas para salir. Después de hoy, seremos libres y podremos seguir nuestros sueños.Pero justo cuando íbamos a cruzar la calle, ¡un auto venía a toda velocidad hacia nosotras!¡Era Sofía! ¡Parecía una loca!—¡Que se mueran! ¡Que se mueran! ¡Si no fuera por ustedes, no estaría así! ¡Todo es culpa de ustedes!Mi mamá y yo nos quedamos paralizadas, sin saber cómo reaccionar; la muerte parecía inminente. Cuando logré reaccionar, el auto estaba a menos de medio metro de nosotras.¡Estamos acabadas! Esa fue mi última idea.Fue entonces cuando Sergio pasó con su auto, chocando contra el de Sofía, generando un estruendo enorme, ¡el vehículo se deformó!Asustada, corrí hacia el lugar y vi a Sergio atrapado en el asiento del conductor, en una posición extraña, con la frente cubierta de sangre.Sofía, en cambio, seguía consciente, aterrorizada por el impacto repentino, su rostro pálido. Después de un rato, logró articular una frase, mirándo
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