Al llegar al piso indicado no bajo a Aria, sino, por el contrario, me aferro más. —Estamos llegando muy lejos —dice angustiada; sin embargo, sus acciones la contradicen, ya que está succionando mi cuello—. Alec, debemos parar.—No, no lo haremos. Llevo cuatro malditos años deseando partirte en dos.
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