Los días habían transcurrido con la expectativa latente de las pruebas de ADN. Finalmente, el resultado estaba en manos de Erik y Kristen: Amélie era su hija biológica. La noticia trajo un torbellino de emociones, y ambos sabían que debían manejar la situación con tacto y amor.Esa tarde, en la sala de su hogar, Kristen y Erik decidieron hablar con Amélie. La niña estaba jugando con Sofía, su compañera inseparable y ahora su hermana en más de un sentido.—Amélie, cariño, ¿puedes venir un momento? —dijo Kristen, con una sonrisa suave para no inquietarla.La niña dejó su juego y corrió hacia ellos. Se sentó en el sofá, mirando a Kristen y a Erik con curiosidad.—¿Qué pasó? —preguntó, abrazando su muñeca.Erik tomó aire, sabiendo que debía explicarse con cuidado.—Amélie, queremos contarte algo muy importante, algo que hemos descubierto hace poco y que cambia todo para nosotros —empezó, mientras Kristen le tomaba la mano, dándole fuerza.Amélie los miraba con sus grandes ojos llenos de a
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