Juan Pablo estaba tomado, pero no lo suficiente como para no reconocerla, él correspondió el beso vibrante que Rebeca le dio y muy apesar que ella no le provocaba nada, absolutamente nada.Deseaba engañar así como él había sido engañado, quería herir a la mujer que ama por traicionar su confianza y destruir su corazón. Rebeca le susurró al oído: - Vamos a un lugar más privado. Juan Pablo la empujó y tiró de ella, subieron a su camioneta y manejó con alta velocidad hasta la villa, Rebeca temía de la forma en la que conducía pero no dijo ni una sola palabra.Al llegar a la villa la llevó directamente a la habitación y la besó acaloradamente, al punto que él mordió su labio con fuerza y ella gritó de dolor, decidió corresponder a la pasión desbordada de Juan Pablo porque era su momento y debía aprovecharlo.Él la tiró a la cama y no fue complaciente, al contrario fue rudo, sus movimientos salvajes no mostraban pasión sino ira. Rebeca definitivamente no disfrutó el encuentro sexual; Jua
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