Kadisha caminaba por las estrechas calles del pueblo, con el corazón todavía palpitando por el encuentro en el bosque. Cada paso que daba, el mundo parecía distorsionarse a su alrededor. Las casas, las tiendas, los rostros familiares de los vecinos... Todo lo que había sido su realidad hasta ese día ahora parecía lejano, ajeno.Las palabras de Murdock resonaban en su mente: "Están aquí por ti". Esa afirmación era lo que más la inquietaba. ¿Quiénes? ¿Por qué ella? Y, sobre todo, ¿qué era eso que, según él, despertaría pronto?El viento frío acarició su rostro, pero esta vez no fue reconfortante. Había una amenaza en el aire, un susurro siniestro que la hacía sentir vigilada, perseguida.Cuando llegó a la pequeña librería del pueblo, su refugio habitual, decidió entrar. Necesitaba escapar, aunque fuera por unos minutos, de la turbulencia que había envuelto su vida en los últimos días. Sabía que allí, entre los libros polvorientos y las historias antiguas, podría calmar su mente.El inte
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