Braham se encuentra desesperado, corriendo por los pasillos del castillo, con solo una cosa en mente, encontrar a Andro.Al llegar a las catacumbas, donde le habían dicho que seguramente se encontraba, el brujo iba saliendo con la cara desfigurada, llena de impresión, aunque el Alfa Líder no pudo notarlo.— ¡Andro! Necesito que la ayudes— Dijo con la voz rota al mismo tiempo que con sumo cuidado movía sus brazos en los que tenía a su mate.— ¿Qué sucedió? —Pregunta Andro comenzando a correr a su guarida donde tenía todas sus pócimas. De nuevo Elisa se encontraba en esa plancha de frio concreto.— Andro dime que ya sabes que hacer.El brujo tenía la cabeza fraccionada, no podía conectar sus ideas, todo le parecía extrañamente similar a ese día, a ese horrible día.Años atrás cuando el aun pertenecía a su aquelarre, y tenía confianza de poder proteger a su familia, llegó a una cueva en la que estaba escondida su amada esposa, una mujer loba que desde el primer momento en el que cruzó l
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