Cap. 39 El velorio de Troy
Cardenal preparaba todo para el velorio de su amigo, la pequeña Helena estaba triste y él se acercó a ella.—Preciosa, no sufras, papá está bien.—Pero él murió.—No, no murió… —miró a todos lados—. Está bien, pero debe de decir que está muerto para que el hombre malo lo crea.—¿Y dónde está mi papito?—Pronto lo verás, pero quiero que tengas esa carita triste para que todos crean que es cierto.—Pero, tío, es malo mentir.—Lo sé, cariño, pero nadie sabrá que mientes.—Bien, lo intentaré.—Genial.Se apartó de ella y vio a Philip que se acercó a él.—¿Hablaste con la loca esa?—Hablé —miró a la niña que intentaba poner rostro triste—. Tenemos que hablar.Fueron a un sitio aparte y él le dijo.—Le dije que Troy había muerto.—¿Y cómo lo tomó?—Como una loca toma una noticia de esas.Leila no esperó una visita de un desconocido, estaba vigilada y alterada.—¿Tú quién eres?—Leila, soy policía.—¿Y qué quieres conmigo?—Raptaste a un hombre, Leila, recién operado, con amnesia y su estado
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