Amanda Escucho su voz y de inmediato me levanto, froto mis ojos esperando que no sea una alucinación mía. —Eres tú, eres tú, pero ¿cómo? Se supone que estabas en lo del juicio de ese ser oscuro —aun no puedo creerlo. —Bien dices, estaba. Ya todo quedó resuelto y ese ser oscuro, ya no será un impedimento. El juez ya dictó sentencia y al ver que sus intentos de apelación fallaron y que ya no tenía recursos, pues, no le quedó de otra más aceptar la sentencia. No saldrá de ahí nunca, son muchos los cargos, después te cuento con calma todo. —Está bien, pero no se te olvide contar todo con detalles, me encanta el chisme y lo sabes, ja, ja, ja, ja. Pasamos un lindo momento juntos, solo recostados en la cama y hablando de boberias, todo con tal de no recordar malos momentos. Mi estómago interrumpe nuestra conversación, desde que baje del avión no he probado bocado. Me sentía tan mal, tan vulnerable, tan sola, triste. Siento mi cara arder, pues el gruñido es demasiao fuerte. Dom,
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