Amira, necesitamos hablar. (II)
—Significa que hay una dama llamada Zaira McKency, que está decidida a ser la elegida. Ella cree que es su derecho, y eso podría complicar las cosas. —David apretó su mano, sintiendo la tensión—. No quiero que te sientas insegura, pero tenía que protegerte. Cuando llegué, no podía decir que tú eras mi compañera, eso te expondría a un gran peligro. Porque, así como eres mi fuerza, cuando estamos juntos, te conviertes en mi mayor debilidad cuando no estas.Amira se acercó a él y lo miró a los ojos, buscando su sinceridad.—David, háblame claro, ¿Qué pasó con la tal Zaira McKency, por qué ella cree que tiene derecho? Una mujer no cree tener derechos si su hombre no se los da, o se los insinúa. —preguntó, con voz firme y con un rastro de celos y posesividad— Y dime, ¿qué hay de nosotros?Él sonrió levemente, sentir los celos de Amira, lo hacían sentir seguro, él ya no era el único en esa situación. Se acercó mas a ella y mirándole a los ojos le dijo—Quiero que estés conmigo en esa reunió
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