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Todos los capítulos de La alfa Antonella y sus tres alfas: Capítulo 111 - Capítulo 120
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Capítulo 111: Llorar
Trago duro, implorando tanto a la Diosa Luna que me ayude a encontrar las palabras adecuadas para no lastimarla más, pero, mi silencio hace que ella se gire y yo observe el dolor en su mirada que tanto me desarma internamente.‘De estas heridas no creo posible sanar por mucho que sea un hombre lobo que tiene su espíritu lobo para ayudarlo en esto.’ me digo mentalmente.— ¿Por qué me equivoco tanto, Antonella? ¿No se supone que el amor de tu vida no puede hacerte daño?— Eso solo es posible si saben lo que hacen y tal parece que ninguno de los dos sabe aquí que hacer o como pensar del otro. — dice Antonella y yo suspiro profundo llevando mi mano a mi rostro.— ¿Qué hago, Antonella? ¿Qué piensas hacer? Yo… no sé cómo actuar con todo lo que sucede. No sé cómo ayudarte o por lo menos, no herirte más.— S
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Capítulo 112: Hablar con ella
Sé que estoy mostrándome muy débil ante una mujer que debería ser para ella una columna fuerte que no puede quebrarse nunca, pero, no puedo simplemente dejar de llorar, cuando Antonella casi se va por mi culpa.— Lo siento, Antonella. Lamento todos los errores que he cometido y sé que seguiré cometiendo, porque soy un idiota hormonal que no es capaz de actuar como tú deseas que actúe.— La vida no es así, Edmond, las relaciones no son de esa forma.— ¡Esto no debió suceder! ¡No debiste intentar asesinarte y después estar como si nada hubiese sucedido! — grito angustiado.— Edmond…— ¡No está bien! ¡Nada de esto lo está! — grito angustiado.Estoy muy enojado para quedarme sentado y es por eso, que camino de un lado al otro sintiéndome un completo tonto por no saber manejar esto por mi c
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Capítulo 113: El alfa Matthew
Estoy aprendiendo a conocer a Antonella, por lo que, sé que su frase significa que está llegando a su límite de soportarme, por lo que, me levanto y busco otra alternativa para poder cuidar de ella y acabar con todo el problema que Abbas o cualquier bastardo quiera causar.‘A este paso no será una luna de miel, si no, el viaje de los constantes enfrentamientos.’ Me quejo mentalmente.— ¡Necesito a diez mujeres aquí, ahora mismo! — aúllo desde la puerta de la habitación.— Edmond, no es necesario…— Dijiste que haga lo que desee, pero, no lo haré, porque sé que solo has estado tranquila porque yo estoy presente. Así que, dejaré de ser un dictador y me marcharé como lo deseas, sin embargo, no voy a permitir que te quedes sola, porque no pienso pasar por un susto tan grande como el que he vivido. — digo y ya ella no se esfuerza p
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Capítulo 114: Pensarlo mejor
Mi mente está en la habitación donde se encuentra Antonella, pero, también está concentrada en este momento donde veo como el alfa Matthew quien fue uno de los que le causó daño a Antonella hace un año, viene voluntariamente a mí, como si fuera un animal caminando hacia el matadero.‘Parece que este es un premio por ceder ante Antonella, cuando lo que quería era darle unas nalgadas por ser tan desobediente y tonta.’ Me digo mentalmente.— No lo mates, Edmond. — Si crees que voy a tomar el té con él…— Alá te da algo tan valioso como las segundas oportunidades y una mente para comprender tus errores y ser mejor cada día, pero, tú sigues desesperado por equivocarte tantas veces, eres un completo masoquista. — dice Abbas.— ¿Quieres que te golpee ahora? porque puedo acabar con los dos si lo deseo. &mdash
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Capítulo 115: Cómplices
Aunque no me agrada mucho recibir la ayuda de Abbas, al ser mi rival amoroso, no voy a permitir que mi orgullo impida que este pronto con mi mujer, cuando ella tanto me necesita. Por lo que, dejo que él se haga cargo de lo que puede, mientras mi gente va a buscar al alfa que cobardemente hirió a mi mujer y ahora está temblando del temor.‘Trabajo con el hombre lobo que más detesto por ti, mi querida Antonella, ¿no demuestra eso cuanto te amo?’ me pregunto mentalmente.Desde mi lugar, observo como mis hombres lobos rápidamente se acercan a Matthew y aunque los hombres lobos en las lanchas intentan defenderse, mi gente muestran sus armas de largo alcance que nos evita el malestar de mojarnos al caer al mar.— Díganme si quieren que las cosas se arreglen lo mejor posible o que el mar sea usado como sus tumbas. — digo con voz fuerte.— Rey alfa, por favor, lo que le he dicho es verdad.
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Capítulo 116: Castigo de Matthew
Estoy experimentando las consecuencias de mis errores con mi esposa y sigo actuando de forma imprudente incluso con lo que no fallaba antes, cuando debí ser más precavido al ser Abbas quien se encuentra aquí.‘¿Qué es lo que me sucede? ¿Me he vuelto estúpido de un momento a otro?’ me pregunto mentalmente.— ¿Qué hizo Abbas mientras yo estaba ocupado con mi esposa? — pregunto con seriedad.— Solo dijo que no necesitábamos usar la fuerza, porque él haría lo que quisiéramos, solo esperaría en la proa sobre noticias de la reina alfa. Su única intención era saber si sobrevivía.— ¿Y ustedes le permitieron quedarse solo porque dijo eso? ¿Qué pasó después? ¡¿Le dieron un poco de té o qué idiotas?! — grito enojado.Mis hombres lobos se encojen en
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Capítulo 117: Pedir ayuda a Antonella
Es la primera vez que hago esto y como algo en contra de los hombres lobos, yo también sufro al impedir que alguien de mi territorio no pueda convertirse en lobo por mucho que intente sanar la herida que le estoy causando.Pero, poco me importa el precio que debo pagar cuando él humilló y lastimó a mi mujer porque ella no podía convertirse en loba. Así que, disfruto los gritos desgarradores de Matthew hasta que finalmente lo suelto observando la sangre bajo su cuerpo.— ¡¿Qué me hiciste?! — grita Matthew quejándose del dolor.— Parece que sigues sin entender que no me agrada que me griten. — digo transformándome en humano.— ¿Por qué?— Quizás no tengas idea de lo que te he hecho, pero, cuando veas que no puedes sanar tus heridas por mucho que pase el tiempo, comprenderás cual es mi castigo. Así que, Matthew, te r
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Capítulo 118: Prepararme para el enfrentamiento
‘¿Por qué hemos llegado a este punto muerto donde debo pisar con cuidado el suelo porque no sé si mis movimientos la dañarán más?’ me pregunto mentalmente.— Mantente a salvo, Edmond, no seas imprudente.— No lo sé, como están las cosas, viendo como intentaste acabar con tu vida, creo que lo mejor que sea yo quien muera.— ¿Es eso lo que deseas, Edmond?— He construido todo un imperio para darle lo mejor a mi luna y mi manada, pero, ¿Qué me queda por hacer si intentas acabar con tu vida? — pregunto preocupado.Antonella, deja de mirarme, para observan una pared que parece más interesante que mi presencia. Por lo que, respiro profundo y vuelvo al tema importante.— Necesito encontrar a…— Estan en el este, no sé la ubicación exacta, pero, si puedo decirte que percibo su aroma leve y viene del
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Capítulo 119: Cambiar el plan
Me acerco y de inmediato, soy protegido por los hombres lobos que aquí se encuentran respaldándome como miembros de mi manada, así que, sin problemas, llego a la cueva donde debo ser cuidadoso para no resultar herido a penas llego.Aun no sé si Abbas es un espía o si realmente está luchando con los alfas idiotas que quieren verme caer, por lo que, llevo mi arma en la mano, por si debo asesinar desde una distancia prudente.— No te precipites, recuerda que también necesitamos respuestas y los muertos no hablan.— Tranquilo, no vengo a matarlos, Mike. He mejorado mi forma para causar daño. — digo con frialdad, mientras entro a la cueva donde todo el caos se ha formado.— Confiaré en tu buen criterio, rey alfa. — dice Mike bajándose de la lancha, mientras el helicóptero que disparaba, cesa y así me permite pasar.‘¿Realmente Abbas es al
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Capítulo 120: Darles la lección
Sin dudarlo un solo más entramos a la cueva teniendo la precaución de llevar mascara antigases para impedir que nuevamente los gases me afecten. Lo mismo sucede con mi gente, ya que, desde el helicóptero nos entregan las mascarás mientras el de mi manada, trae munición por si los lobos intentan pasarse de listos y escapar.— Los omegas que nos acompañan, quédense en la entrada de la cueva y disparen sin dudarlo a menos que perciban el olor de algún miembro de la manada. — ordeno.— Esta es la parte donde dices que también deben hacer una excepción conmigo. — se queja Abbas.— ¿Es necesaria esa excepción?— Bueno, puedo sanar de muchas heridas, pero, dudo que sobreviva a todas las que sin duda me causarán porque tú no le has dicho que no intenten dispararme.— Así aprendes un poco.— ¿A qué
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