Mis manos también comenzaron a volverse más atrevidas, moviéndose con mayor agilidad y confianza.En cuanto a Luna, parecía haber abandonado toda resistencia. De hecho, comenzó a disfrutar de la situación, o al menos, eso parecía, porque sentí cómo sus brazos rodeaban con dulzura mi cintura tímidamente, pero sin dudar.Su inesperada respuesta, su aceptación tácita, me dio aún más coraje. Así que me dejé llevar y, sin pensarlo mucho, rasgué su ropa de un solo tirón.Sus pechos, blancos, voluminosos y atrayentes, quedaron completamente expuestos ante mí.La emoción me invadió de inmediato, tanto que no pude evitar temblar de la euforia.La acorralé contra la pared, decidido a dar como fiera el siguiente paso…Pero justo cuando estaba a punto de hacerlo, Luna me empujó con todas sus fuerzas.—Óscar, no... No puedes tocarme ahí —me dijo con un tono firme, casi desesperado.—¿Por qué no? —le pregunté, algo desconcertado.—No hay un porqué exacto, pero simplemente no puedes tocar esa parte d
Leer más