Capítulo: Ave de presa, otra vez.
Aquella mujer caminaba alejándose de la cabaña, recibió un mensaje de Ronald.«Está hecho, señor, la mujer fue informada»«El dinero fue transferido a tu cuenta bancaria», esa respuesta le hizo sonreír.La mujer mirò una camioneta pasar a su lado, un hombre la mirò con ojos severos. Rodolfo se quedó pensativo, esa mujer andaba por esos rumbos, solo podía venir de su casa, pues era la única por esos lugares.Al llegar, descubrió que había dejado la puerta sin llave, se maldijo entre dientes, y entró demasiado apurado.—¡Margot! ¡Margot! ¿Dónde estás?El silencio le asustó, fue hasta la habitación, no la encontró, sintió un miedo terrible, pero empeoró cuando notó que su maleta no estaba, y, en cambio, en la mesa de noche, estaba una carta.Maldijo de nuevo, esta vez en un grito.Tomó la carta, necesitaba abrirla, necesitaba leerla ya mismo. «Me voy, hoy me ha visitado tu amante, o màs bien tu mujer. Te has burlado tanto de mí, que de ti ya nada me extraña. Me duele tanto como me rompi
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