La sombra del dragón se disipó tan rápido como apareció, pero el aire seguía pesado, denso, cargado de una energía que no podía ignorar.—¿Qué significa esto, Electra?— pregunto Sarah mientras aún observaba sus manos con confusión. Antes de que pudiera responder, la figura de la mujer que había hablado antes, la que parecía saber más de lo que debería, se adelantó con una sonrisa fría.—Lo que está por venir es mucho peor. Gwyddyon siempre ha sabido cómo jugar con los hilos del destino. Pero tú, Electra, acabas de despertar algo que nunca debería haberse liberado.Su voz estaba cargada de una amenaza que me hizo fruncir el ceño.—No importa lo que ella haga o quiera.—respondí, manteniendo la calma, la enfrenté con la mirada —. Esta guerra no ha hecho más que comenzar, y si Gwyddyon pensó que podía controlarlo todo, se equivoca. No lo dejaré ganar.La mujer avanzo un paso, su intención era clara en su mirada, se preparaba para atacarme,era amenazante, pero fue detenidapor James. —Cui
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